Un caso especial

1K 129 72
                                    

Su mano titubeo un poco antes de tocar el timbre de aquella casa.

Aun se preguntaba el por que realmente estaba en ese lugar, siempre pudo dar una excusa en cada ocasión hasta que los anfitriones se cansaran de invitarlo, pero no. Él a buenas y a primeras dijo que iba a ir a visitarlos con gusto.

Poniendo su mejor cara de nada, tocó por fin el timbre y esperó a que alguien le abriera la puerta de entrada, cosa que pasó en cosa de minutos. Era evidente que lo estaban esperando con ansias o eso fue lo único que pudo pensar con cierto desagrado al ver a aquella anfitriona tan feliz de encontrarlo en su morada.

Al otro lado de la puerta, enmarcando una sonrisa alegre y ancha, se encontraba Mc vistiendo un vestido rosa pálido con blanco, un listón rojo amarrado a su estrecha cintura. Su cabello, por lo contrario, se encontraba completamente suelto y a sus anchas haciendo notar que el espíritu libre de ese ángel aun persistía en su ser.

Realmente se veía hermosa recibiéndolo, y por cómo se encontraba su cara lo más seguro es que su vida con Jinhyun no dejaba de ser esplendida ¿Ella hubiera tenido la misma mirada si se hubiera quedado con su persona? Era estúpido preguntarse cosas que no pasarían, aun así no podía dejar de escuchar esa pregunta en su mente, como tampoco podía evitar responder un no tajante.

Se conocía demasiado bien como para engañarse.

Mostrando la misma sonrisa que Mc le otorgaba, la tomó de la mano y le besó suavemente el dorso de esta en son de saludo. Logró ver un pequeño sonrojo por parte de la fémina, por lo mismo volvió a su posición y le pidió permiso para entrar esperando que se olvidara de aquel hecho sin importancia.

Apenas entraron, Mc no dudó en atosigarlo con la descripción de su casa. Al parecer estaba muy emocionada de mostrarle cada rincón de aquel hogar. Por lo mismo la siguió en silencio observando cada rincón al que ella le ponía énfasis. Aunque debía admitir que esto era más del gusto de Jinhyun que el de Mc, sobretodo aquella pieza matrimonial que contenía lo justo y necesario.

Todo era tan minimalista como a Jinhyun le gustaba.

-ahora veras mi lugar especial, ese en el que ni siquiera Jinhyun tuvo oportunidad de poner una brocha

La chica se volvió a reír y, tomándolo de la mano, lo encaminó apresuradamente hasta el primer piso nuevamente para así llegar hasta el patio de aquella casa. El lugar era un amplio y verdoso sitio al aire libre con muchas plantas. Un ciruelo, naranjos y un cerezo. Aun así, en un extremo del patio, se encontraba también seis parrones apiladas de tal forma que pudieran dar sombra a un cuadrado medianamente grande. Sin bastarles con eso, un columpio se encontraba al centro de esos parrones para obtener la sombra y sol perfecto. Sin lugar a dudas era una espléndida decisión.

La chica, sin si quiera pensarlo, se giró para ver con orgullo a su compañero, y con una sonrisa, amplia y traviesa, se sacó los tacos blanco que poseía para poder caminar descalza sobre aquel césped verdoso.

Por lo que Jumin observaba, se notaba a kilómetros que lo disfrutaba, era tanto que la chica parecía una niña de 5 años sintiendo el pasto por primera vez. Definitivamente aquella vida para la muchacha era la mejor que podría llegar a obtener en su vida, haciendo que agradeciera cada segundo no haberle arrebatado su felicidad.

Sin dejarse persuadir por Mc de quitarse sus zapatos italianos, camino hasta donde se encontraba ella y se sentó en el columpio en silencio con las piernas cruzadas. Él, muy por el contrario de la fémina, podía disfrutar de aquel placer sin despojarse de sus comodidades.

- en un principio Jinhyun no entendió nada cuando le pedí encargarme yo misma del patio, pero con el tiempo él comprendió mis intenciones, incluso quiso participar y plantar cada árbol. Quiso ayudarme a crear este lugar – Dijo riendo mientras se sentaba al lado de Jumin – es mi versión de lo que significa el paraíso para mi ¿No es hermoso?

yo no creo en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora