yo no creo en el amor

borrando tus huellas de mi ser

Tal como los tres días anteriores, desde que llego, fue guiado por un tipo con vestimenta extraña por los pasillos húmedos de aquel edificio en el que se encontraban. Se suponía que iba a ir a ver a Rika para poder tener su plática rutinaria en donde ella lo seduciría con tal de hacerlo un adepto más a ese estúpido lugar. Aun así para él solo era un trámite agotador que no tenía fin.

Viendo como paraba el hombre frente suyo, soltó un suspiro y esperó el tiempo correspondiente para poder entrar tranquilamente a esa habitación "sagrada" en el que se encontraba Rika. Esta nada más al notarlo soltó una risa inocente y animada antes de ir a su búsqueda con evidente emoción.

Si esto se volvía tradición realmente iba a terminar loco.

Siendo invitado a sentarse, Jumin se preparó para la fingida actuación de Rika intentando tratarlo como su invitado más preciado. Ya no servía de nada razonar con ella de que era prisionero, tampoco que esto únicamente lo hizo para que dejara en paz a los demás. No, con ella nada servía al parecer ¿Qué importaba volver a decirlo? Nunca podrías llegar a buenos términos con una loca.

Sirviéndose el mismo té, esperó que los temas de "conversación" fueran pasando poco a poco hasta que llegaban a Zen irremediablemente. Era en ese momento en que la mujer se detenía y le comenzaba a hostigar con comentarios cizañeros contra el actor. Además, como si no fuera poco, sus informantes traían fotos renovadas de Zen en compañía de Mc o de otra mujer todos los días. Como si así pudiera darle a conocer la verdadera cara de aquel actor.

Evidentemente Yang Ming ya no cuadraba en el tablero de Rika. Lo peor de todo es que dudaba en querer averiguar lo que realmente pasó con ella.

Escuchando como el chico continuaba haciendo su vida sin importarle un poco su rompimiento con él, no pudo evitar dejar escapar una sonrisa burlesca que fue desapercibida, pero ¿Podía ser culpado? Imaginarse a Zen sonriendo con todos, esforzándose lo más que podía en su trabajo y cuidando a Mc con confianza, para luego llegar a su casa a derrumbarse lo enternecía.

Porque sí, ese chico debía estar destruido.

Ambos habían perdido contacto desde aquella noche en que le dijo que terminaban tajantemente. Acto seguido fue despojado de su celular, de sus trajes exclusivos y enajenado de todo el mundo, incluso de V quien debía estar quien sabe dónde en Francia, entonces ¿Zen se quedaría tranquilo? Claro que no. Ese chico sabía fingir frente a todos con maestría, pero solo, no tenía que hacerlo. Además, Zen era alguien muy frágil.

Tomando un sorbo de té, centro su mirada en los labios de su compañera parlanchina mientras seguía pensando en el menor.

En el corto tiempo que se acercaron como pareja había logrado comprender que: 1.- Zen nunca se rendía ante nada, no importaba que pasara mucho o poco tiempo, él siempre iba a luchar por lo que realmente quería tener. Lo peor de todo es que el desgraciado lo conseguía; 2.- al llegar a casa y verse en soledad se abrumaba mucho. Los pensamientos de que no era querido o suficiente como para mantener su cara comenzaban a atormentarlo, lo cual pudo apalear con la RFA y principalmente con él. Jumin; 3.- podía llegar a ser un hombre muy frágil y quebrado si lo dejabas estar por su cuenta. Por lo mismo mantenerse cerca era esencial para tranquilizar el alma de Zen 4.- él nunca se quejaría o rogaría por ayuda. El actor tenía claro que en este mundo principalmente estas solo, así que podía ayudar a los demás si estaba en sus manos, pero pedirla no era opción.

Sin poder evitarlo, comenzó a recordar uno de los momentos que más lo sorprendió, pero que en cierta medida le gusto por la confianza que le daba. En especial uno. La noche que siempre llevaría consigo.

Habiendo acordado que Jumin se quedaría en la casa de Zen sin que ocurriera nada entre ellos, porque ninguno de los dos se sentía cómodo avanzando tan rápido en su relación. Ambos eran personas con clase – Jumin mas que Zen, obviamente – por lo que volverse locos por asuntos carnales no era algo de lo que gozaran realmente, aunque al actor le encantara coquetear para volverlo nervioso.