Llegó a casa con un evidente aspecto de cansancio. Todo el viaje en avión y del auto se dedicó a tener pensamientos vertiginosos de que era lo que pasaría en cuanto llegaría a corea, por lo que, aunque lo quisiera, ni siquiera pudo seguir la conversación que su amigo de infancia tanto se esperaba en profundizar.
Se había vuelto más patético de lo que llegó a pensar alguna vez.
Recordando como Jihyun lo había incitado a ir a su casa para encontrarse con todos, ensombreció su mirada. No había nada en el mundo que quisiera más que estar con Zen en estos momentos. nadie podría siquiera imaginar que tan necesario era ese chico para Jumin en su vida, solo su recuerdo lo ayudo a mantenerse estable en ese encierro, por lo mismo quería tocarlo, mirarlo, pero ¿era justo tener eso? No, el menor de brillantes ojos rojos ya tenía más que suficiente con todos los problemas, no se merecía más tormentos de un loco.
Solo pensar que Jumin seria para Zen lo que fue Rika para V le asustaba.
Quitándose la chaqueta de su traje, se masajeó la sien para luego ir a la cocina con la intención de servirse un poco de vino ¿Por qué todo se había destruido de esta forma? Simplemente no podía entender como Rika llegó a estar tan mal como para arruinar su vida y, de paso, a todos los que le rodeaban, pero por sobre todo, no entendía como ella gozó hacerlo.
¿Él alguna vez gozaría hacer una aberración como esa?
Con la copa llena en una mano y la botella en otra, pasó a sentarse al sillón sin dejar de lucir demacrado. Las emociones le carcomían los sentidos y sus pensamientos no daban paz a su debilitada mente. Tantas cosas que pensar, sentir, ver y nada que pudiera hacer como para remediarlo. Era increíble como tu personalidad y pensamiento podía cambiar con un suceso como ese.
Dando un largo trago a su copa, un nuevo sentimiento se sumó a toda la mierda que vivía. Asqueo.
El vino, ese que tanto amo y extraño al estar tanto tiempo lejos de casa, le producía asco como nadie podía imaginárselo ¿Era solo porque lo había dejado un tiempo? Lo dudaba, no había estado fuera de casa tanto tiempo según él y por lo demás ya le había pasado con la comida del avión, aunque no le tomó importancia hasta ahora.
Viendo la copa con desdén, intentó darle otro trago, más mesurado si, para que su mente dejara de jugarle una mala pasada, pero el resultado fue el mismo. No había nada en ese vino que le agradara como para seguir probando.
En eso, sin siquiera poder evitarlo, los recuerdos de Rika se hicieron más presente que antes. Esas blancas manos golpeándolo con fuerza, ese rubia y larga cabellera que lo cubría para intentar ocultar el dolor que le provocaba esa persona, pero por sobre todo recordó esos labios. Los labios de Rika eran ásperos, amargos y húmedos.
En toda su vida solo se sintió bien besando a una sola persona, Zen, y pensó que ese sentimiento se mantendría por siempre, pero con Rika el sentimiento de bienestar o comodidad se había borrado por completo. no había ningún recuerdo de Zen en su cuerpo del que pudiera presumir o en el que pudiera resguardarse del dolor.
Sintiéndose asqueado de su propio ser, dejó todo de lado y se dispuso a darse una ducha larga que pudiera quitar todos los asquerosos sentimientos. O que al menos lo liberara de su dolor por unos cuantos segundos ¿Era mucho pedir? ¿Tan complicado se volvía concederle un poco de paz? No era justo que todos se estuvieran divirtiendo en la casa de Jihyun y él estuviera sufriendo por los malditos recuerdos.
Saliendo de la ducha, se vistió con ropa medianamente cómoda. Unos pantalones de vestir grises y una camisa a rayas blanca con los primeros botones desabrochados, aun así no se sentía el mismo ¿Será por los ropajes que ocupó cuando fue capturado? Simplemente esa persona que estaba frente al espejo no era él.
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yo no creo en el amor
RomansaLuego de que ella escogiera quedarse con su mejor amigo y salvarlo de una muerte temprana, a Jumin no le queda nada mas que volver a su rutina aburrida esperando que nadie nuevo aparezca a afectarle nuevamente. No quería saber nada mas del amor, au...