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Advertencia: El OS más dulce que hasta ahora he encontrado. Espero lo disfruten ❤️

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Hawkins se ponía extraño cada minuto y a Steve no sabía cuanto podía manejar. Después de todo lo que pasó el otoño pasado con Will Byers, sus amigos y los Demo-dogos, él sentía una fuerte urgencia de conducir fuera del pueblo y quedarse alejado por un par de días... O semanas.

Excepto que no encontraba la manera de sólo levantarse e irse después de que su último año terminara, porque estaba atrapado.

Atrapado en ti.

Tu eras la razón por la que él siempre cuidaba a los niños y estaba pendiente de sus travesuras, la razón por la que empezó a tocar la guitarra de nuevo después de años de haberla dejado. Tu eras la razón por la que su vida finalmente iba bien, y no había manera de que él te dejara atrás. Sin importar lo mucho que deseaba dejar este pueblo.

Estabas sentada entre las piernas de Steve con tús manos apoyadas en sus brazos que rodeaban tú cintura. La película acababa de terminar, pero ambos estaban muy adormilados y cómodos para moverse.

"T/N, quiero preguntarte algo" La voz de Steve era suave y todo lo que pudiste hacer fue asentir lentamente con el sueño venciendote.

"Es veranos y todos los chicos se fueron unas semanas de vacaciones familiares, así que me preguntaba... Me preguntaba si quisieras ir a un viaje por nuestra cuenta." los nervios de Steve ya eran presentes, sus brazos alejándose de ti cuando no respondiste. Él muerde su labio inferior casi sacando sangre.
Volteaste después de unos momentos, con una sonrisa tirando de tus labios mientras mueves tus piernas hacia un lado y tus brazos alrededor de su cuello.

"¿Es en serio Harrington?" Susurraste, tu cara a sólo centímetros de la suya. Encuentra tu mirada levantando una ceja mientras asiente algo confundido.

"Si... Si, en serio."

"¿Cuánto tiempo?"

"El tiempo que quieras, princesa"

"Sabes que me gustaría pasar el resto de mi vida contigo, Stevie." sonreíste, notando la forma que se sonrojaba cuando pronunciabas así su nombre. Te inclinaste presionando un casto beso en la esquina de su boca, descansando suavemente tu frente contra la de él.

"Eres demasiado buena para mi, bebé. ¿Es eso un si?"

"¡Claro que si!" Ambos ríen, Steve ahuecando tus mejillas mientras se inclina para besarte con todo el amor que él tenía para ti, tu no pudiste dejar de sonreír.

"¿Cuántas fotos tienes ya?" Steve preguntó sonriendo mientras te mira agitar la Polaroid.
Miraste hacia él para rodear los ojos con diversión mientras colocas la cámara y la foto en el asiento de al lado.

"Un montón, Harrington. No puedo tener suficiente de esa linda cara." Sonreíste admirando el sonrojo de Steve al mismo tiempo que que él alejaba su mirada de ti, hurgando en su desayuno con un tenedor "¿El gato te comió la lengua, Stevie?"

"Cuando se trata de ti, si." Dijo cuando tomaba tu mano y tratabas de no ponerte nerviosa. Steve sabía que te tenía justo donde quería así que no detuvo la sonrisa que crecía en su cara mientras apretaba tu mano.

"¿Cómo tuve tanta suerte contigo?"

"No lo sé, preguntale al cielo la próxima vez que vayas, ángel." Steve susurró guiñando un ojo mientras estallas de risa, y juguetonamente golpeas su manos, él se encoge de hombre dándole una mordida a su panqueque.

"Muy tierno, te lo concedo."

"Bebé, es lo que hago mejor."

El viaje en carretera fue más de lo que Steve pudo haber soñado. Pasaron tres semanas conduciendo desde Indiana hasta Wisconsin, tomando unos días para explorar la ciudad, en su camino al norte. Pasaron noches en el pueblo y sus grandes campos verdes que daban hacia un lago donde miraron las estrellas bajo un cielo brillante.

Pasaste tiempo apuntando cada constelación que pudiste imaginar, Steve pasó su tiempo estudiando cada parte de ti, la manera en la que tus ojos brillaban incluso en medio de la oscuridad, como tu sonrisa crecía con cada palabra que salía de tus labios, la forma en la que él se enganchaba con cada palabra que decías incluso si él no entendía una sola. Steve pronto se encontró enamorado de ti como nunca antes, pero él estaba feliz por ello.

No había nadie más con quien preferiría estar.

Tristemente, el viaje llegó a su fin, los niños volverían de sus vacaciones familiares y tu empezarías tu segundo trabajo en una cafetería.
En tu primer día después del viaje y el último de libertad decidiste sorprender a Steve en su casa mientras él estaba un rato fuera con su familia.

Usaste tú llave de repuesto para entrar, habiendo tenido permiso de la Señora Harrington un día antes. Escondiste tus zapatos en el armario frente a la puerta asegurándote de dejar todo como estaba. Fuiste al segundo piso entrando a la habitación de Steve. Te sentiste como en casa, dejando tu bolso en su escritorio antes de acostarte en su cama. Tomaste el libro que tenía en su mesita de noche, pasabas las páginas sin rumbo cuando escuchaste la puerta abrirse. Te levantaste de la cama soltando el libro que cayó a la derecha del piso mientras Steve atravesaba la puerta vistiendo nadamas que una toalla alrededor de su cintura.

Tu mandíbula cayó al tiempo que te encontraste con la mirada de Steve
Él fue rosa a color rojo en cuestión de segundos, sus brazos inmediatamente fueron a su pecho para cubrirse mientras abría su boca tratando de encontrar algo para decir.

Se quedaron viendo el uno al otro por lo que pareció una eternidad hasta que te aclaraste la garganta retrocediendo a su cama.

"¿Qué te tomó tanto tiempo, Harrington?" mentalmente te estremeciste ante tus palabras, un calor te envuelve cuando sientes la piel de gallina, tus dientes muerden tus labios inferiores mientras observas a Steve permanecer inmóvil.

"¿Qué... Qué está pasando aquí, princesa?" deja caer sus brazos apoyándose en el tocador a su derecha mientras te da una leve sonrisa, mirándote de arriba abajo. Tiras del cuello de tu camisa desviando la mirada un momento para recuperar la compostura "¿El gato te comió la lengua, bebé?"

"No tienes idea, Stevie." Susurraste palmeando el lado vacío de la cama. Él sonríe sacudiendo la cabeza y hace el recorrido hasta ella, dejándose caer en el colchón y girando para verte, su brazo se envolvió en tu cintura. Steve apoya su cabeza en tú estómago mientras te recuestas.

Sus manos trazan diferentes figuras en la piel desnuda que se muestra por encima de la cintura de tus jeans, y las tuyas juegan con su cabello.

"Te amo T/N. Eres todo para mi." las palabras de Steve son lentas y ellas aún te hacen sentir que tu corazón podría salir tu caja torácica.
Sonríes asintiendo mientras tu mano se mueve de su cabello hasta su mejilla, tu pulgar acaricia suavemente sus labios.

"También te amo, Steve. Eres mi todo." Puedes sentirlo sonreír al tiempo que besa tu dedo y no puedes recordar un momento en que alguna vez te sentiste tan feliz y competa antes de Steve. Después de todo él realmente era tu todo.

Steve Harrington•Billy Hargrove  ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora