Steve Harrington•Billy Hargrove ONE SHOTS

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"Regla #1: No me conoces. No me hables en la escuela." Billy jadeó, sus labios moviéndose a lo largo de tu cuello y mandíbula. Sus manos alrededor de tu cintura y trasero mientras su peso te sujetaba a la pared. Jadeaste en afirmación, cerrando tus ojos al sentir su toque y sus cálidos labios sobre ti.

"Regla #2: No me pidas favores. Esto es solo sexo." Billy habló entre besos ásperos y descuidados con sus manos deslizándose por tu camisa. Jadeaste otra vez, tus manos agarrando puñados de su cabello ondulado. Un gemido sexy retumbó en la parte posterior de la garganta de Billy, causando que él clavara sus dedos en la parte baja de tu espalda.

"Y regla #3: Absolutamente nada de jodidos sentimientos. Dilo o me detendré." demandó Billy mientras se alejaba, su mano alrededor de tu garganta y apretaba suavemente esperando tu respuesta. "Dilo"

"Sin sentimientos, entendido. Ahora házmelo" contestaste, tu lujuria por él estallando. Lo arrastraste hacia las escaleras y prácticamente voló hacia las sábanas de tu cama, completamente lista para Billy Hargrove.

Te apegaste a las reglas como si fueras una real niña exploradora pero nadie dijo que fuera fácil. Prontamente te encontrabas con los pensamientos persistentes sobre Billy y los desagradables sentimientos de vacío que sentías. Un dolor frustrante atacaba tu corazón cuando obtenías una breve mirada de Billy en la escuela al tiempo que tu corazón revoloteaba. Dios ¡Puedes hacerlo T/N!

Tu cara escondida en la almohada de tu cama, dejando escapar un grito ahogado en tus sábanas. Estabas enamorandote de tu amigo con beneficios y lo odiabas. Lo que tu desconocías era que Billy se sentía frustrado por su creciente cariño hacia ti. Estaba desesperado por hablar contigo, para saber cómo había sido tu día y para conocerte aún más. Billy comenzó a notar los detalles acerca de tu como tu risa, la manera en la que tus ojos se arrugaban cuando sonreías y cuán confiadamente brillante eras.

"¿Estás bien?" Tu hermano menor apareció en la puerta de tu habitación, obviamente algo preocupado por tu bienestar. Giraste sobre tu espalda dando un suspiro irritado. Miraste a sus ojos fijamente y con profundidad.

"No te enamores, es un espectáculo de mierda."

~~~

¿Qué mejor manera de tratar de olvidar al estúpido y sexy de Billy Hargrove que yendo a una fiesta? Podrías sentarte en casa abatida pero ¡Eso era aburrido! Tomaste bebida tras bebida con tu mejor amiga, golpeando el vaso en la mesa al terminarla.

"¡Perdiste! ¡Hasta el fondo, Mónica!" Brindaste riendo con tu amiga mientras vertias otro trago de vodka. Mónica gimió y el vodka hizo su recorrido en una fracción de segundo. Su nariz se arrugó cuando el alcohol le dejó una quemadura en la garganta.
Billy entró por la puerta principal con su manada de lobos siguiéndolo. Observó a toda la multitud antes de hacer una parada en la línea de las bebidas.

"¡T/N! ¡Te está viendo! ¡Habla con él!" Mónica exclamó apuntando al chico quien te saludó con la mano desde el otro lado de la habitación. Ella te dió un codazo suplicando que vayas a hablar con el apuesto extraño.

"¡Dios mío, no, Mónica. Estoy aquí para ahogar mis penas en alcohol. Estoy bien!" Te reusaste tomando tragos de ahora un líquido color carmesí. Pero estaba lejos de funcionar.

Billy casi se ahoga con su bebida cuando te vió. Estabas deslumbrante, con tu cabello recogido y maquillaje intacto. Él lucía como un depredador debajo de las luces justo de pie entre la multitud, sus ojos perdidos en tus rasgos. Atrapaste su mirada, tu sangre se congeló en ese instante y tu corazón casi saliendo por tu garganta. Genial, ahora ¿Cómo podrías olvidarlo?

Billy de inmediato fue llevado por una chica que quería bailar con él. Inconscientemente rodaste tus ojos, rompiendo contacto visual y poniendo tu atención a Mónica. Él mantuvo sus ojos en la parte posterior de tu cabeza, quitando con fuerza las manos de la chica de las suyas. Billy tenías que decirte que te amaba, lo estaba matando.

"Oye Mon. Voy a salir de aquí, la fiesta se está poniendo aburrida." le susurraste en el oído a tu mejor amiga ella se levantó de golpe.
Arrugas te tus cejas en señal de confusión ¿Fue algo que dijiste?

"¿Estás segura? ¿Puedes conducir a casa? Puedo llamar a alguien para que venga por ti" Mónica balbuceaba preocupada, podías sentir sus nervios, palmas sudorosas sujetando tu brazo, como una madre. ¿Qué harías sin ella?

"No, esta bien. Puedo caminar a casa. Te veo después Mon." Te excusaste de manera amable maniobrando apresurada entre los cuerpos de personas bailando. Billy rápidamente fue tras de ti, empujando a los demás chicos fuera de su camino. Saliste al fresco aire de la noche, encendiendo un cigarro mientras caminabas a lo largo de la acera.

"¡T/N! ¡Espera! Escuchame, cariño"
Billy gritó para luego correr hasta llegar a tu lado. ¿Ahora que? Tu sólo querías ir a casa.

"Te amo" Espetó Billy, su corazón martilleaba en su pecho. Nadie más que tu lo hacía sentir de esa manera y Billy no podría ser capaz de vivir consigo mismo si te dejaba ir.

"¿Qué pasó con tus reglas?" Cuestionaste curiosa, haciendo todo lo posible para no chillar con absoluta alegría.

"Las reglas fueron hechas para romperse, amor"

"Y yo te amo a ti"