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NOVENA PARTE (12O)

El entorno era espeso y depresivo. Era aterrador lo que hacía que tu corazón se acelerara mientras tu mente maquinaba cómo salir. Era un ambiente lleno de calma pero que traía consigo el miedo, mismo miedo que inundaba tu alma.

Habías gritado hasta desgarrar tu garganta pidiendo ayuda, llorando e inevitablemente sollozando por el terror que te recorría de pies a cabeza.

No se escuchaba nada más que tus alaridos llenos de pánico.

Ni siquiera podías ver más allá de una ventana oscura con la que apenas y podías reflejarte. Por lo que sabías que estabas sangrando de un lado de tu frente. Estabas llena de lodo y por último lo que no podías ver pero si sentir era la quemazón en tus muñecas. Manos sujetadas por una cuerda detrás de ti y enlazadas a la silla que te retenía.

¿Cómo habías llegado?

¿Cuando tiempo había pasado desde que despertaste?

No contabas con la noción del tiempo. Era un simple cuarto color gris con una gran ventana y a lado una puerta metálica.

Intentas sacar tus manos fuera de nuevo, la onceava vez desde que empezaste a sentir un líquido en tus manos: sangre a causa de la fricción. O tal vez era la vigésima vez que lo intentabas.

"Por favor, por favor" susurrabas a ti misma por el desesperado deseo de sacar tus muñecas. "Por favor"

Oíste un sonido casi conocido como cuando el interruptor de la luz es encendido. Un ligero click pero se escuchó más fuerte por el eco.
Después de eso la pared frente a ti se abrió y en ella estaba una ventana de lo que parecía cristal.

Entrecerraste tus ojos para ver más allá pero de ahí sólo era oscuridad, era un tipo de venta pero vertical no horizontal como es más común, además no podías ver tu reflejo lo que significaba que se podía ver un largo y oscuro pasillo.

"¡SÁQUENME DE AQUÍ! ¡NO TENGO IDEA DE QUE HICE PERO NO QUIERO ESTAR AQUÍ!" Tosiste al haber forzado tu garganta una vez más.

Una sombra pasó rápidamente y te enderezaste en tu lugar por la sorpresa.

"Sé que me oyes. Si hay alguien ahí por favor, por favor. Solo sácame de este lugar" Sollozas sin control haciendo difícil que tus palabras sean claras. "Debes de decirle a mi familia que estoy aquí. Debes decirles lo que me está pasando. Tienes que ayudarme"

Tus súplicas eran cada vez más constantes porque estabas consciente de que había alguien ahí. Estabas más que segura que la persona te estaba viendo y escuchando.

No eras tonta para darse cuenta de que la gran ventana horizontal era de donde alguien te vigilaba.

"Por favor..." dijiste por última vez y después soltaste un grito de desesperación.

La única luz emitida era de una lámpara rectangular gigante arriba de tu cabeza, así que el frío era más que evidente alrededor de la habitación. Soltaste un suspiro lleno de pesadez y miraste hacia arriba donde estaba la luz, cerraste los ojos y nuevamente empezaste a planear algo, lo que fuera para salir de ese oscuro que solo provocaba escalofríos por todo tu cuerpo.

•••

No hay mesas. No hay herramientas. Estoy justo en medio de la habitación. Atada. La puerta está muy lejos. No podría romper la silla. No tengo tanta fuerza ahora. Me siento mal. Tengo hambre. Tengo sed. Tengo frío. Tal vez me esté desangrando. Me siento débil. No puedo salir de aquí. ¿Qué otra opción hay?

Steve Harrington•Billy Hargrove  ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora