Diecisiete.

2.9K 197 14
                                        

Mateo

- Vente a casa, si quieres, si te dieron permiso para pasar la tarde fuera supongo que también podrás conseguirlo para la noche.- La chica negó con la cabeza pero agarré sus manos e hice un puchero para que se lo pensara.- Dale, Sara, mi viejo puede llamar para avisar de donde estás.- Insistí y ella rodó los ojos.

- La verdad es que no quiero ir ahí.- Admitió y suspiró.- Está bien, pero si acabo llorando como alta boluda en tu habitación va a ser tu culpa.- Alzó una ceja y sonreí.

- Eso es lo de menos, y llorar no es de boludos. Lo importante es que estés bien y que no tengas que ir allí si no quieres. Te prometo que no te voy a dejar pensar en eso.- Acoté haciéndole alzar una ceja y soltamos juntos una carcajada al percatarnos de lo mal que había sonado eso.

Justo en ese momento sonó el timbre que indicaba el final del receso y ambos nos pusimos en pie. No teníamos ninguna hora juntos hasta el final de las clases, así que acordamos ir cada uno a su casa y encontrarnos donde habíamos quedado con nuestros amigos a la tarde.

Dejé un beso en su frente y ella me sonrió antes de marcharse hacia el aula de biología. Suspiré después de mirarla hasta que desapareció de mi vista y me pasé una mano por la cara antes de emprender mi camino hasta la clase correspondiente.

Varias horas más tarde, llegaba al solar donde habíamos quedado con Nacho, Mauro, Dani y Lucho y me encontré a los tres últimos jugando un improvisado partido de fútbol, usando como portería unas pintadas de la pared, y a Nacho fumando un porro y mirándoles, sentado en un banco lleno de graffitis, a la derecha del temporal campo de fútbol.

- Hola, Matu.- Saludó Ignacio cuando me senté a su lado. Le devolví el saludo con un gesto de cabeza y tomé el porro y el encendedor que me ofrecía.- No se que le dijiste ayer a Sara, pero está mucho mejor.- Observó y le miré con el ceño fruncido mientras prendía el porro.

- ¿Cómo sabes que hablamos?

- Bueno, nosotros le dijimos que habíamos salido de fiesta para que te hablase a vos.- Habló y me sentí decepcionado al saber que no era el primero al que había llamado.- El otro día, cuando estábamos en lo de Mauro no le cogimos el teléfono para que te llamase a vos, y también funcionó, ¿no?- Sonrió mostrando los dientes y le lancé de mala manera el encendedor, dándole una calada al porro y poniéndome en pie.

- ¿Esto era todo un plan para juntarnos o algo?- Cuestioné mirando como Sara corría con el balón en los pies. Era realmente buena.

- Algo así.- Dijo Ecko sin borrar la sonrisa, como si fuera maravilloso lo que habían hecho.

- Dios, ¿por qué os cuesta tanto entenderlo? ¡No quiero que esté conmigo porque nadie más está con ella! ¡No necesito vuestros planes de mierda porque quiero enamorarla por quien soy y no porque no le quede otra opción!- Exclamé cada vez más enojado, mirando al chico. Se le había borrado la sonrisa y, cuando miré a mi alrededor, todos los pibes nos miraron, incluida Sara.

- No lo hicimos con mala intención, Mateo, queríamos ayudarte.- Intervino Mauro con el balón debajo del brazo.

- ¡No necesito vuestra ayuda, joder!- Chillé y me puse la capucha de la campera antes de empezar a caminar fuera del solar, dándole una calada al porro que me había dado Ignacio y tratando de calmar mi respiración.

Cuando quise darme cuenta, una lágrima recorría mi cachete derecho y la sequé con el puño de la manga de mi campera sin dejar de caminar, doblando la esquina de la calle.














3/3. ahre.

Pibes; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora