Mateo
Apoyé mi cara en mi mano, mordiendo el lápiz mientras miraba como Sara copiaba en su libreta los apuntes de matemáticas, mordiéndose el labio en un gesto de concentración.
La miré embobado hasta que sonó la campana indicando el final de la hora de clases y guardé mis cosas rápidamente para alcanzarla. Ya estaba en el pasillo cuando me colgué la mochila en un hombro y corrí tras ella.
- ¡Sara!- La llamé y dejó de hablar con uno de nuestros compañeros para mirarme con una sonrisa. El chico se fue a hablar con otro y se lo agradecí internamente.- Venís a la plaza, ¿no?
- Claro, compite Nacho.- Afirmó sonriente y traté de mantener la sonrisa, ignorando el hecho de que acababa de decir que iba a ver a Ignacio.
- Yo también compito.- Indiqué algo molesto.
- Claro que sí.- Rió y apretó mis cachetes como siempre hacía.- Pero me invitó a cenar después de la competencia, así que me marcho cuando acabe él.
- Pero tenés que llegar a casa a las ocho.- Repliqué. Odiaba que dijésemos que vivía en un orfanato, así que siempre tratábamos de decirlo de otra manera. Ella sacó una hoja de su carpeta y me mostró una autorización de Pedro, su tutor legal.
- Dejá de preocuparte tanto, Matu.- Le quitó importancia y guardó de vuelta la autorización.- Tengo que irme ya, nos vemos a la tarde.- Se despidió y dejó un beso en mi mejilla antes de darse la vuelta y caminar por el pasillo hasta la salida de la escuela.
Resoplé y me coloqué bien la mochila antes de salir. Caminé hasta la esquina, donde me esperaban los chicos. A veces era horrible ser el único de ellos que iba a esa escuela, pero lo bueno que tenía es que así pasaba prácticamente todo el día con Sara.
- ¿Pinta ir a comer al Burger King de la plaza?- Preguntó Lucho comenzando a caminar.
Todos estuvimos de acuerdo, nos ahorrábamos ir hasta casa para luego volver a la plaza, así que parecía lo más lógico. Caminamos haciendo el tonto hasta el restaurante, entre risas y hablando de cualquier cosa.
- ¡No saben!- Exclamó Dani cuando nos sentamos en una mesa.- Mauro tiene una cita.
El de pelo blanco le lanzó una patata y todos reímos.
- ¡Sos un boludo, Daniel Ribba! Se suponía que nadie debía saber.
- Ah bueno, yo se quien es y no me dijeron.- Replicó Lucho y le miré curioso.- Pero la que está buena es su amiga.
- Más pajeros sois...- Reí y Nacho imitó mi acción.- ¿Quién es?
Entre Dani y Lucho nos mostraron el Instagram de una chica morena que, según nos contaron, había conocido a Mauro en el Quinto Escalón, donde trabajaba de organizadora.
- Es amiga de Ysi.- Explicó el chico mirando una de sus fotos embobado.
- Enseñales a la amiga, Monzón.- Pidió Lucho, casi subido sobre la mesa y tratando de quitarle el celular a Mauro.
- Si está buena.- Opinó Ignacio cuando nos mostraron la foto de la que era su amiga.
- ¿Vos que decís?- Inquirió Dani mirándome. Me encogí de hombros mordiendo mi hamburguesa, Sara era más hermosa, pero tampoco les iba a decir.
- Las vi más lindas.
- Como Sara.- Apuntó Mauro alzando las cejas y noté como me ardían las mejillas.
- ¿Qué más os da?- Pregunté molesto cuando todos soltaron una carcajada.
- No es raro que te guste, es hermosa.- Indicó Nacho, y le miré tan mal que en seguida alzó las manos riendo.- Toda tuya, es mi amiga.- Se disculpó y me mordí el labio para no reír con el resto.
- Ya le avisé de que estábamos aquí para cuando llegué.- Dijo Dani levantando la vista del celular.
- Nos hubieras dicho antes que te gustaba, Matu.- Se quejó Mauro.- Claro que yo ya sabía, porque soy el más inteligente, pero te podemos ayudar con ella.
- A ver, aquí el único inteligente soy yo.- Replicó Ignacio y todos reímos.
- Seguí soñando, Spallatti.- Rió Mau.
Dejé de prestar atención a la conversación cuando la vi entrando por la puerta, con el pelo rubio recogido en una coleta. Me sonrió cuando me localizó y le devolví el gesto, jugando nerviosamente con el arito de mi nariz antes de que caminase hasta nosotros.
¿por qué amo tanto esta historia? ni yo lo sabía.
