Dieciocho.

2.6K 222 23
                                    

Sara

- ¿Qué os pasa?- Exclamé, apartando a Dani de un empujón cuando intentó abrazarme.

- Sara, no lo hicimos con mala intención, solo queríamos ayudar a Mateo con vos.- Se explicó Lucho.

- Pues por lo que veo él no parecía muy de acuerdo con dicha ayuda.- Repliqué.- ¡Él no necesita vuestra ayuda para conquistar a una chica! No entiendo cómo podéis ser tan boludos.- Seguí antes de correr detrás de Mateo.

Le vi al final de la calle cuando doblé la esquina y corrí hasta poner una mano en su hombro. Se movió para apartarme y siguió caminando con la capucha puesta y la mirada fija en el suelo.

- Mateo, no llores...- Pedí al ver las lágrimas que corrían por sus cachetes.

- Ya se, sos vos la que debería de estar llorando porque te ha pasado algo suficientemente grave para hacerlo. Y soy un egoísta por llorar por semejante boludez.- Habló secándose las mejillas. Negué con la cabeza con una media sonrisa y él me miró por primera vez.

- No sos un egoísta. Y tenés razón, lo que hicieron los pibes está mal, yo estaría igual si me lo hubieran hecho a mí.

- No sirvo para nada, ni para enamorar a una mina, Sara.- Resopló frustrado y secó las nuevas lágrimas que habían caído de sus ojos.

- Eu, no necesitas su ayuda para enamorar a una mina.- Repliqué frenando en seco y haciendo que se parase a mi lado.- Sos muy lindo, Matu, por dentro y por fuera. No necesitas a nadie que te ayude.- Seguí y le abracé al ver que se secaba los cachetes otra vez.

- Aún así soy incapaz.- Sonrió tristemente después de un rato, cuando nos separamos.

- Ay boludas que no nos aclaramos con lo que queremos. Esas no merecemos la pena.- Sonreí de lado y él rió un poco.

- ¿Eso significa que si te gusto pero no sabes lo que quieres?- Preguntó divertido.

- Mejor quedate con lo de que sos lindo.- Reí, haciendo que soltase una carcajada mientras volvíamos a caminar.

- Dale, boluda.- Se quejó tirando de mi mano. Entrelacé mis dedos con los suyos y sonreí mirando nuestras manos.

- Callate, Mateo.

- Callame, Sara.- Me imitó y tiré de su brazo para que se frenase frente a mi, pasando mis brazos alrededor de su cuello y juntando nuestros labios. Tardó un rato en reaccionar, pero cuando lo hizo rodeó mi cintura con sus brazos y me siguió el beso.

- Callate.- Repetí sonrojada cuando nos separamos, y creo que me puse aún más roja con la sonrisa de Mateo.















weno, se prendió esto.

Pibes; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora