Veintidós.

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Sara

Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano y bloqueé el celular, cerrando los ojos y apoyando la cabeza en la puerta del baño, con mis brazos rodeando mis piernas. Respiré hondo antes de escuchar a alguien golpeando la puerta y me puse en pie alisándome la ropa.

Lo primero en que me fijé cuando abrí fue en la apenada mirada de Mateo, antes de salir a su habitación y dejar que me estrechara entre sus brazos, dejando un beso en mi frente.

- Llevas casi una hora ahí dentro, Sara, no quiero que estés todo el día pensando en eso.- Dijo serio, separándose un poco de mí para coger mi cara entre sus manos. Le sonreí de lado y pasé mis brazos alrededor de su cuello para esconder mi cara entre este y su hombro.

- Gracias por todo, Matu.- Suspiré y él acarició mi pelo.

- Está bien, no me tenés que dar las gracias.- Sonrió separándose de nuevo y colocando un mechón de pelo, que se me había caído hacia la cara, detrás de mi oreja.- Dale, Emi y mi viejo nos están esperando.- Me apuró y me limpié de nuevo las mejillas antes de guardar el celular en el bolsillo del pantalón y bajar tras él las escaleras.

- ¿Son novios?- Sonrió Pedro cuando alcanzamos el final de las escaleras, mirando nuestras manos entrelazadas.

- ¡Ay, pa!- Se quejó Mateo, haciéndonos reír a todos.

- No, no somos novios.- Expliqué yo mientras Emi hacía puchero.

- Pero ya van a ser.- Puntualizó el padre de los chicos con una media sonrisa, causando que Matu rodase los ojos y que yo me ruborizara.

Salimos a la calle sin decir nada más para entrar al coche de la familia. Yo me senté en la parte de atrás, entre Emilio y Mateo, y Pedro en el asiento del conductor, donde sintonizó la radio para conducir escuchando música.

En seguida Emi apoyó su cara en su manita, mirando por la ventana, y Matu sacó el celular para mirar Instagram con la mano que tenía libre. Llevé mi mirada a nuestras manos juntas y sonreí de lado. No alcancé a taparme la cara cuando vi el flash del celular del chico y le vi sonreír mientras yo golpeaba su hombro y él me mostraba la foto que me había tomado antes de subirla a las historias. 

- No subas eso, tarado, salgo horrible.- Me quejé, observando de nuevo como salía con los ojos entrecerrados y una sonrisa tan grande que formaba unas pequeñas arrugas a los lados de mis ojos.

- Salís hermosa.- Replicó y dejó un beso en mi nariz después de presionar el botón de enviar y dejar la foto expuesta al millón de personas que le seguían en la red social.

Bufé y Emilio y Pedro rieron con Matu antes de empezar a cantar la canción de Duki que sonaba en la radio.

Estaba acabando "Sin Culpa" cuando giramos en la esquina de la calle del orfanato y el padre de los chicos frenó el vehículo. Me despedí de Emi y Pedro con un beso en el cachete y salí a la calle con Mateo.

-Prometeme que me vas a llamar si te encuentras mal o te sentís sola.- Pidió el chico agarrándome de las manos cuando bajamos del auto. Rodé los ojos con una media sonrisa y asentí con la cabeza.

- Estoy bien, Mateo.

- No estás bien, hace un rato estabas llorando en mi baño.- Habló serio.- De verdad no quiero que si estás mal te quedes sola, dejame ayudarte.

- Está bien, si necesito algo te llamo. Pero estoy bien.- Rió dejando un beso en mi frente y sonreí de lado.

- Sos de lo que no hay.- Dijo haciéndome encoger de hombros. Pasó mis brazos rodeando mi cintura y yo hice lo propio en su cuello antes de dejar que me besara.- Te amo.- Susurró cuando nos separamos.

- Yo también te amo.











amo a Mateo cada día más. que alguien me ayude.

Pibes; Trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora