Sara
Subí la vista del celular cuando Miriam, otra de las chicas que vivía en el orfanato, pasó frente a mí con un grupo de amigas. Las monjas no nos dejaba tener la música muy alta y, claramente, solo nos dejaban poner canciones "adecuadas". Resoplé sentada en la silla y volví a dirigir la vista al móvil para ver cuanto les faltaba a los chicos para llegar. Era la fiesta mas aburrida en la que había estado nunca, y eso que había estado en una organizada por Luchito.
"Estamos llegando."
Escribió Mauro por todos y alcé una ceja mirando por la ventana y viendo a todos los chicos frente a la puerta, rodeando a Mateo. Me preguntaba qué demonios le estaban diciendo para llevar ahí casi diez minutos cuando picaron al timbre y Pedro se acercó a abrir la puerta.
- ¡Sara!- Exclamó Nacho corriendo a mi encuentro, pasando completamente de mi tutor. Solté una carcajada y le abracé cuando llegó a mi lado, y así con el resto de los chicos. Menos Mateo, que no se acercó.
- ¿Y el fernet?- Inquirió Mauro en joda, mirando a ambos lados y ganándose le reprobatoria mirada de una de las chicas que acompañaba a Miriam. Yo reí con Pedro y los chicos mientras agarraba un vaso de un mesa que habían colocado en la entrada y lo agitaba frente al rostro del ojiverde.
- Hay zumo de naranja, si te copa.- Bromeé achinando los ojos y él se encogió de hombros agarrándolo y bebiéndoselo de un sorbo, haciéndonos reír.
Nos sentamos en una esquina mientras los chicos saludaban a mi tutor. Claramente se conocían, pero hacía mucho que no coincidían.
- ¿Todo bien?- Le pregunté a Mateo, que se sentó algo apartado con los brazos alrededor de las piernas. Asintió con la cabeza y me regaló una sonrisa de lado que le devolví.
Pasamos casi dos horas ahí sentados, hablando de todo un poco con Pedro y bancándonos la mierda de música que ponían las chicas.
- Voy un momento a fuera.- Se disculpó Mateo poniéndose en pie y sin que nadie le hiciera demasiado caso. Le miré hasta que salió por la puerta y miré a los pibes.
- ¿Qué le pasa?- Inquirí, segura de que algo tenía que ocurrirle para que estuviese tan raro.
- Lleva así unos días.- Aseguró Dani mientras los demás asentían con la cabeza.
- No nos ha dicho que le pasa, pero anda medio deprimido.- Siguió Lucho y crucé una mirada con Pedro, que asintió con la cabeza, antes de ponerme de pie y caminar a la puerta.
Abrí con cuidado y me encontré a Mateo sentado en las escaleras de la entrada, fumando y mirando al frente. No pareció percatarse de mi presencia hasta que me senté a su lado y me miró, expulsando el humo antes de volver a mirar al frente y llevarse el cigarro a la boca.
Me tendió el cigarrillo y lo acepté para darle una calada con el chico mirándome mientras hacía chocar el humo que salía de su boca contra el cuello de su campera.
- ¿Qué pasa, Matu?- Pregunté después de un rato en silencio, compartiendo el tabaco. Alzó una ceja dándole otra calada y me resultó gracioso, porque parecía un malo de película.
- Sos vos la que ha salido detrás de mí, eso te lo tendría que preguntar a vos.- Replicó pasándome de nuevo el cigarro.
- Estás muy raro.- Expliqué haciéndole mirar al frente, soltando un suspiro, después de recuperar el cigarrillo.- Posta, si te pasa algo conmigo decímelo.- Insistí empezando a temerme que le hubiera ofendido de alguna manera.
- Si te digo se va todo a la mierda.- Habló después de un rato y le miré confundida. Él soltó un resoplido y me miró.- Pasa que me gustas, me encantas. Estoy hasta las manos con vos, pero no te das cuenta.- Se sinceró después de un rato mirándome y le devolví la mirada sorprendida.
- ¿Yo?
- Vos. Llevo enamorado de vos años y no hay manera de que te des cuenta, Sara.
tuve que hacer esto porque me estaba poniendo nerviosa que Sara no se diera cuenta jsjsjs.
