❝οиє ѕнοτ'ѕ❞ ││ᴛᴏᴋʏᴏ ɢʜᴏᴜʟ ││

Soledad [Hideyoshi Nagachika]

Aprender a estar solo es cuando se disfruta el estado de soledad, no se siente como un sufrimiento o un pesar por algo que no se tiene, si no que se siente bien estando consigo mismo, sin la exigencia de estar en compañía.
La soledad es un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra solo, sin acompañamiento de una persona o animal de compañía.

Es como se sentía aquel rubio.

—Boh —suspiró—, hoy también fue un día muy pesado.

—Nagachika —llamó el mayor.

—Marude-san, ¿qué pasa?

—Antes de que te vallas, necesito que acabes unos reportes.

—Ah, está bien —suspiró—, lo haré.

—Más te vale —finalizó la conversación.

El rubio veía como el mayor se alejaba de él a paso lento mientras veía a los demás de sus compañeros irse.

Será mejor que me apure, si no, no podre irme...

Pensó mientras se ponía en marcha.

Después de un tiempo, el chico al fin había acabado y estaba listo para irse.

—¡Woah! —se estiró—, al fin he acabado, bien, hora de irse.

Avanzó hacia la puerta y salió de las instalaciones. Ya era de noche, así que tomó un taxi para poder llegar más rápido a casa.

—¡Taxi! —gritó mientras uno se paraba frente a él.

—¿A dónde lo llevo?

—Podría llevarme a casa.

—Vamos suba —él rubio obedeció y subió.

En el camino iba todo silencioso, hasta que unos gritos de ayuda hicieron llamar la atención de los hombres.

—¡Ayuda!

—¿Eh? —se preguntó el rubio por lo que había escuchado.

—¿Una chica a estas horas? ¿Qué le sucederá? —comentó el taxista.

—Ayúdenme por favor...

—Deténgase por favor —pidió él chico y él taxista obedeció.

Hide había bajado del taxi y corrió hacía la dirección de la chica quien se encontraba sentada en el suelo.

—Señorita... ¿qué le sucede?

—¿¡Ah!? —lo miró con unos ojos llorosos y confundidos la chica rápidamente se recargo en el pecho del chico—, por favor ayúdame...

—¿Qué es lo que sucede?

—Ellos... ¡por favor, no dejes que me maten! —se aferró al pecho del chico.

—Yo...

El pitido de la bocina del taxi hizó sacar del trance al rubio. Sin saber que hacer decidió tomar a la chica y cargarla hasta el auto.

—Por favor siga la dirección que le di.

—Entendido.

El taxista volvió a conducir.

♦️♦️♦️

—Son 5 yenes

—Está bien, tome —le entregó el dinero—, puede quedarse con el cambio.

—Gracias —agradeció y se marchó.

Cuando el taxi se había ido, Hide subió en brazos con la chica y la llevó a su habitación donde la había acostado en su cama.
Comenzó a examinarla para ver si no tenía una herida, y efectivamente si tenía.
Rápidamente busco el botiquín de auxilios que tenía en su habitación y empezó a curarla.