❝οиє ѕнοτ'ѕ❞ ││ᴛᴏᴋʏᴏ ɢʜᴏᴜʟ ││

Gemelas [Kurona & Nashiro]

Kurona y Nashiro eran gemelas identificadas. La únicas diferencias es que Kuro era la mayor y peli negra y Shiro la menor y peli blanca.

Ambas chicas se tenían una a la otra cuando más se necesitaban, pero eso cambió con la llegada de su nueva amiga [T/N].

—¡Kuro! ¡Shiro! —exclamó la (t/c/d/p) mientras abrazaba a sus amigas.

—¿[T/N]? ¿Qué pasa? —cuestionó la albina.

—¡Juguemos! —se separó de ellas y alzó sus brazos.

—¿Tanto escándalo por eso [T/N]? —reclamó la azabache.

—Lo siento —rió—, entonces, ¿jugamos?

—¿Qué dices Kuro? —miró a su hermana. La azabache estaba cruzada de brazos seria.

—Oh vamos Kuro, ¡juguemos! —ambas chicas sonrieron y miraron a la azabache quien sonrió anten tal acción.

—Está bien —sonrió y fue jalada por las menores.

♦️♦️♦️

—[T/N], ¿estás segura que no te pasará nada? —preguntó Shiro.

—Si, lo intenté una vez, dudo que me pase algo ahora —se abrochó el casco.

—Ten cuidado —pidió.

—Lo tendré —asintió y miro a la azabache—, ¿no tienes nada que decirme Kuro?

—No te rompas una pierna —fue lo único que dijo y se sentó a leer un libro ignorando al par anterior.

—De acuerdo —asintió entusiasmada y se acomodó—, bien. Aquí voy.

—Ten cuidado —susurró.

La (t/c/d/p) había subido a su bicicleta y tomó impulso para poder bajar la empinada de la montaña que estaban.

No me pasará nada, todo estará bien...

Iba a toda rapidez bajando la gran montaña donde estaba. Al comienzo era divertido pero cuando la bicicleta fue aumentando la intensidad de la bajada todo se volvió horrible.

—¡¡Ah!! —gritó espantada mientras sus cabellos volaban a la velocidad que iban.

—¡[T/N]! —gritó espantada su amiga.

♦️♦️♦️

—Estará bien señora, solo necesita reposo y volverá a ser la misma de antes.

—Muchas gracias Doctor —agradeció y este se marcho con una sonrisa.

—[T/N], ¿por qué lo hiciste?, podría haberte pasado algo más grande —regaño.

—Lo siento mamá, pero lo intenté una vez y no me paso nada.

—¿Qué te hacía pensar que estarías bien de nuevo? —interrogó.

—No lo sé, lo siento —se disculpó.

—No te preocupes cariño, al final no te paso nada grave, cuando te den de alta iremos a casa a comer helado.

—Si —acarició la mejilla de su hija.

—E-eto... —tartamudeó la albina.