❝οиє ѕнοτ'ѕ❞ ││ᴛᴏᴋʏᴏ ɢʜᴏᴜʟ ││

💙👑 Rey [Ayato Kirishima] 👑💙

—Alteza —hizó una leve reverencia la mujer.

—Aiko, ¿dónde te has metido?, te he estado buscando.

—Lo siento su Alteza, pero estaba al pendiente de los preparativos para el baile de esta noche.

—¿Qué baile?, Ah sí, ya se de cual hablas —se puso de pie y caminó hacía la ventana—, esto es una completa locura.

—Si me permite su Alteza, la idea de su padre me parece estupenda.

—Mi padre, el Rey, es un idiota.

—Lo siento Alteza, pero me parece que esa no es la forma de llamar a su padre, el Rey.

—Tch, no me interesa —frunció el ceño.

—Si me permite, ¿por qué no esta de acuerdo con su padre sobre los preparativos de este baile?

—Me parece absurdo tener que casarme con una princesa para poder así convertirme en un Rey.

—Usted sabe que así son las reglas de la monarquía.

—¿La monarquía, dices? —se acercó a ella y la miró amenazante. Ella asintió nerviosa—, es una tontería.

En ese momento una de las otras plebeyas entró a la habitación interrumpiendo la conversación de aquellos dos.

—Su Alteza, el Rey quiere hablar con usted.

Genial, ahora ¿qué quiere?

—Dile que en un momento voy, gracias.

La muchacha solo asintió y se retiró rápidamente de la habitación.

—Alteza, por favor no vaya a cometer alguna locura con su padre.

—Eso ya lo veremos —acomodó su traje y se marchó de la habitación.

Mientras cierto joven peli azul caminaba por los pasillos del castillo pero a la vez ardía del enojo, su padre el Rey, se encontraba en su oficina para hablar con él.

—¿Qué quieres? —abrió la puerta sin llamar antes a ella.

—Se pregunta si se puede primero.

El peli azul sólo frunció más el ceño.

—Veo que no estás de humor Ayato, espero que estés de buen humor para el baile de esta noche.

—Sabes perfectamente que no estoy de acuerdo con ese baile.

—Y ahí vas de nuevo Ayato, ¿por qué nunca puedes hacerme caso?, por lo menos una vez en la vida.

—Porque no quiero, ese es el punto —soltó desafiante.

—Deja de comportarte como un niño, tienes 20 años, por dios.

—¿Me vas a obligar? —desafío.

—Basta Ayato, compórtate —alzó la voz, el contrario se asombró—, ya no eres un niño que puede hacer lo que quiera, ya eres un adulto, debes cumplir tu deber con el reino, como mi sucesor al trono, debes casarte y convertirte en Rey.

—¡¿Por qué yo?! ¡Touka es la siguiente! ¡no yo! —alzó la voz.

—Tu hermana no puede.

—No puede o no quieres, vamos dilo, dime que prefieres a mi hermana que antes que a mi.

—Eso no es cierto Ayato, ambos son mis hijos, ambos me importan, pero tu hermana tiene otros deberes como princesa.

—Eso no tiene nada que ver, ella puede hacerlo, tarde o temprano tendrá que hacerlo.