Capitulo 1: El inicio.

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La vida es triste cuando se es un omega, y Midoriya Izuku lo sabía muy bien.

El hermoso chico peliverde jugueteaba con su pulsera algo estresado. Estaba cansado, se sentía asqueroso, pues su cuerpo era un juguete en exhibición.

Luego de haber tenido algunos conflictos con el vendedor de esclavos, los Bakugo habían enviado a un hospital al omega. Luego de cuatro meses de dejarlo interno, fueron a buscarlo.

Estaba sano, no tenía rastros de heridas. Su piel blanca era hermosa y sus mejillas lucían rosadas debido a que estaba bien alimentado.

El omega era sin duda el más hermoso y de mejor calidad que habían visto jamás, tenia una esencia a mentas capaz de atraer a cualquiera.

Era perfecto para ser la imagen de la agencia de modelos omega de esa familia. Y en el futuro... ¿quién sabe?, venderlo unas cuantas horas a sus más fieles clientes.

Ahora el chico tenía dieciséis años.

— ¡Necesito al gato verde! ¡Lo quiero ya! — gritó uno de los clientes.

— ¡No! ¡Es mío! — gruñó otro.

Todos se peleaban por unas horas con el pobre de Izuku. Él solo llevaba apenas una semana trabajando como esclavo sexual y ahora se volvió muy popular entre los alfas.

— ¡Calma! ¡CALMA! — gritó Tenya Lida, el alfa jefe de la agencia. — El chico ya ha sido apartado durante todos estos días. Si anotan sus nombres y pagan por adelantado se les dará la oportunidad para la próxima semana.

Eran cinco alfas los que estaban allí, peleándose por el chico. Sin embargo tuvieron que rendirse. De igual manera ellos también gozarían de él.

El chico solo podía observar con tristeza como lo vendían a él y a sus amigos como objetos.

— Esto es injusto. — bufó Uraraka.— me siento bastante egoísta. — dijo mientras se tomaba una taza de café.

— ¿Por qué razón? — preguntó Tsuyu mientras daba vueltas con una cuchara el suyo.

—  Porque desde que Midoriya-kun empezó a trabajar con nosotros... pues... yo he estado... un poco más libre. —bajó la mirada. — ya no tengo que acostarme tan seguido con clientes.

Midoriya apartó su vista de la ventana y observó a las dos jóvenes omegas que estaban allí sentadas.

— No, no creo que seas egoísta, Ochaco. — le dijo con amabilidad.

Caminó lentamente hasta sentarse junto a ellas y servirse café.

— Yo... probablemente si estuviera en el lugar de alguna de ustedes dos pensara lo mismo. — admitió y les dio una sonrisa triste.

Las dos chicas omegas se sintieron mal y bajaron la mirada en silencio.

— ¡Vamos hombre, no seas tonto! — Kaminari salió de la nada pasando un brazo por el cuello del chico y poniendo un puño en su cabello peliverde despeinándolo.

— O...oye Kaminari-kun ¡me haces daño! — se quejó el peliverde.

— Vale, vale.—le mostró una sonrisa que dejaba ver sus relucientes dientes.
Él se sentó de manera despreocupada en el sofá de la sala de descanso y los tres omegas allí presentes se preguntaron como a pesar de todo él seguía sonriendo y bromeando de esa forma tan fugaz.

Izuku Midoriya había crecido con miedo, toda su vida las personas le habían demostrado que los omegas como él no valían en absoluto.

A veces se preguntaba si debería dejar de existir.

Pequeño Omega Izuku x Katsuki (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora