Capitulo 8: "No merezco ser feliz"

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Minutos antes:

Bakugo baja del auto, acababa de hacer una reservación de un arreglo floral para su omega, pues pensó que mientras más detallista fuera, más rápido ganaría su corazón.

Entonces, en la entrada de su mansión se encuentra una desagradable presencia.

Con esa sonrisa de maniática que la caracterizaba, Himiko Toga lo esperaba.

— ¿Qué demonios quieres, loca? — gruñó ya no de muy buen humor.

Ella carcajeó acercándose a él.

— Me gustan los chicos duros, ¿sabes?

— ¡No me toques! — apartó la mano de la chica que estaba a punto de posarse en su pecho.

Ella alzó ambas manos en el aire.

— Está bien, está bien, el perro ya está mostrando sus colmillos.— sonrió mostrando los dientes.— pues bien, vine aquí a hablar en son de paz. ¿Me escucharás?

Él cerró los ojos con frustración.

— No sé si tienes mierda en el cerebro que no te deja entender, pero te lo voy a volver a repetir. No tengo intensiones de casarme contigo, me das asco.— le dijo con todo el desprecio que pudo usar.

Ella solo asintió. Se dirigió a la fuente y se sentó en ella, luego le señaló un espacio frente a ella.

— No pienso perder mi tiempo contigo.

— ¿Ni aunque tu débil y estúpido omega prostituto se vea implicado? — amenazó.

— ¡No te dirijas a él de esa forma, sabandija asesina!

Ella lo empujó obligándolo a sentarse a su lado. Esto le divertía, le agradaba y mucho. Esa actitud tan ruda del alfa le gustaba más y más y estaba dispuesta a hacerlo de ella y no compartirlo con nadie.

El alfa se levantó enojado y se marchó.

— ¡Dile a Midoriya que mi hermano le manda saludos! — añadió para molestarlo aún más.

¿Su hermano? ¿Ellos se conocían?

[…]

El omega llevaba ya un tiempo encerrado en su habitación sin querer salir de ella.

Estaba tapado de pies a cabeza con una enorme manta y solo lloraba sin parar.

No quería ver a nadie, ni siquiera a Mineta.

— Por favor, Midoriya-kun, abre la puerta.— pidió Mineta.— Todoroki y yo estamos preocupados.

— ¡Déjame solo! — chilló en respuesta. 

Del otro de lado de la puerta, Mineta mira a Shoto dándole a entender que no les abrirá.

— No entiendo qué ocurrió. — suspiró el más alto.— estaba muy feliz hace un momento. ¿qué cosas le habrá dicho esa mujer?

Puso gesto pensativo.

— De seguro nada bueno, Todoroki-sama. Ella de por sí detesta la idea de que él esté aquí, solo lo aceptó por insistencias de su manso marido.

Él asintió estando de acuerdo con el omega.

En ese instante, ellos ven como Bakugo sube las escaleras algo irritado.

— ¿Bakugo? ¿Dónde demonios haz estado? — se quejó Todoroki. — ¡Tu omega está encerrado, llorando y tu por ahí paseando!

Él rodó la vista hacia su amigo.

— ¡No tengo ganas de escuchar tus estúpidas quejas mitad mitad! ¡Déjame tranquilo mientras se me pasa el enfado! — respondió a gritos.

Luego miró a Mineta.

— ¡Tú! ¡enano! ¡Llévame agua fría a mi habitación a ver si eso me calma!

— ¡Si señor! — respondió y salió corriendo con una bandeja en brazos.

El alfa se fue a su habitación y se lanzó a la cama hundiendo su rostro en ella. Antes de que la puerta se cerrara, el mejor amigo entra.

— No voy a dejar de seguirte hasta que me digas que demonios te pasa.— habló Todoroki poniéndose frente a él.

Bakugo no respondió.

— Escucha, tú no eres la única persona que anda de malas. Ya te lo había dicho, Midoriya fue llamado al despacho de tu madre y cuando salió de allí... se fue corriendo a su habitación, se encerró en ella.

Eso si llamó la atención del alfa.

— ¡¿Que mi madre qué?! — gritó desesperado. — Tengo que ir a verlo.

Shoto se lo impidió.

— ¡No quiere ver a nadie!

De igual manera, el rubio lo apartó de su camino corriendo desesperado a la habitación del omega.

— ¿Deku? ¡Deku, abre!

Él no respondió.

— ¡Deku! ¡Abre la puerta! — insistió.

Empezó a estresarse. Al no obtener respuesta se puso ambas manos en su cabeza y caminó de un lado a otro.

— Maldita sea.— susurró.

En ese momento, llegan Todoroki y Mineta.

— Le fui a llevar el agua a su habitación pero...

— Dame eso.— el alfa le arrebata la bandeja metálica y la usa para forzar el medio de la puerta.

— Bakugo, no creo que sea buena idea que...

— ¡Cállate! — rugió.

Bakugo dio finalmente dos pasos hacia atrás, luego se lanzó hacia la puerta dándole una patada que la abrió con éxito.

Él corrió dentro del lugar, encontrando a un inconsciente omega peliverde, con un frasco de pastillas en su mano derecha.

Un grito se oyó proveniente de la habitación, Mineta y Todoroki corrieron alarmados y pusieron caras de horror al observar la escena.

Todoroki se acercó y comprobó su respiración.

— Llevemoslo al hospital.— habló.

A veces, Bakugo envidiaba la calma de su mejor amigo, porque él no dejaba que sus emociones lo controlaran. Era su lado opuesto.

En ese instante Bakugo estaba siendo dominado por la ira, la preocupación y al mismo tiempo el temor.

Mineta encontró en la cama del chico una nota.

— "Los omegas no merecen ser felices"— leyó.

— Deku...

La ambulancia llegó rápidamente. Colocaron al chico en una camilla y Bakugo fue con él, lo acompañó durante todo el viaje, e incluso hasta que le dijeron que debía salir de la habitación en la que estaba.

Él se sentía devastado. ¿Qué debería hacer? ¡Tenía que encarar a su madre!  ¡Esa mujer tuvo que haber sido la causante de todo!, ella haría todo lo posible porque él se casara con Toga.

Esto no se iba a quedar así.

Hacía frío en el hospital y él estaba allí, en el pasillo... pensando en el porqué de que su omega tratara de quitarse la vida.

Pequeño Omega Izuku x Katsuki (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora