Pequeño Omega Izuku x Katsuki (+18)

Capítulo 4: Imprimación.

La mansión era enorme.

Tenía una enorme fuente afuera con un cupido esculpido en todo el centro y agua saliendo de su boca.

El chico observó con fascinación los pétalos de rosa adornando el agua cristalina.

Esto era demasiado bueno para ser verdad. ¿Enserio viviría en ese lugar?

Obligado a tomar la mano del alfa camina por los alrededores hasta llegar a la entrada. Todoroki abre las enormes puertas de madera, dejando ver el interior.

Una docena de omegas sirvientas, seis de cada lado de las puertas hacían una reverencia para recibir al Alfa.

— Bienvenido a casa.— dijeron con simultaneidad.

Él asintió, le dio su abrigo a Todoroki y siguió caminando llevándose a su omega por las escaleras.

El peliverde solo veía hacia atrás suplicándole con la mirada al mayordomo que lo ayudara. Pero él solo le pudo brindar una sonrisa triste luego de guindar el abrigo en el perchero.

Entraron a una habitación, el rubio sonrió con algo que deku describiría como malicia.

— Bien...— habló por fin. — Ya sabrás porqué estás aquí, pero te lo voy a explicar.

Ese tono no le gustaba. Feromonas desprendía en el aire y su cuerpo temblaba. El de ojos carmesí lo toma por su brazo derecho donde yacía en su muñeca su pulsera roja.

— Vienes como candidato a ser mi pareja.

¿Candidato? ¿Qué ya no lo había elegido?

Él miró su pulsera con temor. Seguía siendo roja.

El pobre ni siquiera podía articular palabra. Estaba asustado.

— Escuchame bien. Deku.— acercó su rostro al suyo sin soltar su brazo.— quiero que le demuestres a mi familia que tu eres mejor opción que Himiko Toga.

De inmediato, el chico sintió náuseas y otro recuerdo inundó su mente.

[...]

— ¿Eres débil? — rió. — eres un omega débil. Es por eso que tus padres no te quisieron al momento de nacer. — dijo la niña.

— No es cierto... — tosió del otro lado de las rejas. — no soy débil.

— Entonces, ¿por qué lloras? ¿por qué escucho tus gritos cada vez que mi padre te tortura? ¿No debería la tortura darte satisfacción?

[...]

Él la recordaba, esa niña de cabello rubio, ojos de maniática y sonrisa vil.

Durante años tuvo pesadillas con ella y con su padre, el comerciante de esclavos. A veces odiaba tanto que los alfas, adquirieran sus riquezas aprovechándose de los omegas.