Capitulo 11: Escape fallido.

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Hace doce años.

Mineta fue lanzado al suelo.

Los dos rieron y se alejaron, dejándolo solo.

Se escuchaban sollozos provenientes de él, finalmente tuve el valor de verlo. Lucía como si hubiese sido metido en una licuadora permitiendo que se rasgaran varios pedazos de su piel en diferentes lados

— Niño...— me acerqué lo más que pude a la celda y susurré de manera que pudiera escucharme.

— M...¿me hablas a mí? — logró articular sin moverse.

Yo asentí.

— Q...q...¿qué quieres? — su respiración estaba agitada.

— Mi nombre es Izuku Midoriya.— sonreí.— mucho gusto.

— S...soy Mineta.

En ese momento pensé, que por primera vez podría tener un amigo. Entonces pasaron las semanas y desde nuestras celdas hablábamos por horas. Inventábamos juegos que no requerían moverse.

Solo podíamos salir a las tres de la tarde. Nos ponían en una columna e inspeccionaban cuales estaban en mejores condiciones.

— ¡Escuchenme bien inútiles sacos de basura! Hoy algunos dormirán de dos en dos debido a que algunas celdas serán ocupadas por nueva mercancía ¡¿Entendieron?!

Nadie respondió, todos teníamos miedo.

— Midoriya-kun— Me susurró Mineta. Yo lo miré de reojo, luego volteé al frente para que no me descubrieran — Voy a escapar.

Eso me asustó

— Pe...pero... ¿cómo se te ocurren esas cosas?— respondí esta vez mirándolo.

Himiko-san observaba a los omegas de abajo.

— Shh, nos van a descubrir hablando.

Se puso su dedo en la boca.

Sus manos lucían muy lastimadas. ¿Es que también lo golpeaban allí? Miré mi cuerpo y me di cuenta de que yo también estaba lastimado. También me golpeaban, sin embargo mis manos lucían intactas.

Abrí la boca para decir algo pero fui interrumpido.

— ¡Tu! — sentí como una vara se clavó en mi piel.

— ¿S...si?— hablé.

Allí estaba, el hombre de cabello rubio y barba del mismo color.

— ¡No me respondas! — me azotó.

Yo ahogué un grito.

— ¿Estabas hablando?

No respondí.

— ¡Ahora si, responde maldito!

Mi cuerpo empezó a temblar, mis manos a sudar.

— N...no señor.

Entonces, por primera vez sentí algo salir de mi cuerpo. Él se relamió los labios.

Al cumplir los cuatro años, los niños empezaban a liberar su esencia. Era el inicio de su desarrollo.

—  Una esencia a menta mezclado con chocolate. Pero la menta sobre sale más... algo dulce con algo...natural...— susurró acercándose a mí y aspirando el olor de mi cuello.

No sabía que ese día sería el último en el que los alfas me rechazaran.

   […]

Pequeño Omega Izuku x Katsuki (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora