Parte 1

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–¡Rogers!

En pocas ocasiones Steve no ha escuchado órdenes. En pocas, ha ignorado todo para hacer lo que se siente correcto y, en muy raras, casi extrañas ocasiones, ha seguido sus sentimientos. No los ignora porque quiera, sino porque estos le han llevado a problemas que siempre salen de sus manos.

Y por lo visto, esta no sería una excepción.

A pocos metros se aventó del jet, corrió, esquivó y aventó. Tenía una meta, pero esta se veía opacada por los llamados. No le importó. Ingresó, grito e incluso le ordenó a Viernes un escaneo de todo el edificio.

–Sin resultados, capitán.

Histeria. Su pulso vibrara y su sangre se espesaba. Llevó a sus piernas al extremo, ignoró las constantes protestas. No podía pasarle, no a él. Todo menos ella.

Por primera vez hizo a un lado a Stark.

Tecleaba con velocidad que le asombraba escribir bien. Su mente trabajaba rápido, no escuchaba las constantes preguntas, los gritos, las órdenes. Nada. Su vista iba de un lado para el otro. Los hologramas se desplegaron, los vídeos se reproducen sin cesar.

Rojos.

Sin resultados.

–¿Viernes?

–Lo siento Capitán Rogers, no hay resultados.

–No... no, no, no. ¡No ella! ¡Búscala, búscala, Viernes! ¡Encuéntrala!

–¡Rogers es suficiente! No le grites a mi chica. –El castaño ha intentado alejar sus manos de los comandos de la I.A.

Y lo que nunca pensó llegar hacer.

–¡Vete a la mierda Stark!

Lo hizo.


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