Parte 40

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–¿Shuri?

–Te prometo que no dejaré de buscar.

La princesa le hablaba despacio y con suma paciencia. Steve no quería irse, ella fue la única dispuesta acompañarle en aquella odisea, fue la única en no verlo como un desahuciado o loco. Nadie le entendía y mucho menos intentaban hacerlo, Vella era más que una simple mascota.

Era su seguridad. Su ancla a esta vida, a un presente que aún cuesta aceptar.

–Ve, te mantendré informado.

Steve le sonrió, suspiró hondo para encaminarse a la nave. Era hora, debía enfrentar el desastre tras su partida. Regresar a su hogar..., pero, ¿realmente tenía un hogar al cual volver?

No sabía si su edificio ya era habitable, si Marta y Joshua aún seguían viviendo ahí y ¿Vella? Decían que hogar es dónde te sientes cómodo, seguro y tranquilo, hogar no era una cosa sino tú y quienes lograban hacer sentirte feliz. Él ya no tenía nada de eso. No sentía nada, sólo vacío, sufrimiento, melancolía y tristeza, mucha tristeza.

–Capitán, estamos a punto de aterrizar.

Steve asintió, ni siquiera escuchó cuales fueron los términos para su perdón, si habrá equipo o una unidad. El avión aterrizó, los motores fueron apagados y las compuertas apenas abrieron, Scott, Wanda y Sam salieron, Natasha pasó sin decir palabra, sólo lo observó. Steve no podía ni pararse, quería quedarse ahí, regresar a Wakanda para ayudarle a Shuri.

–Steve, ¿todo bien?

–Eso creo.

Clint le extendió la mano, esperando a que él tomara las fuerzas justas para tomar su mano y levantarse.

–Un paso a la vez Steve.

El soldado sonríe, porque eso solía decirle su madre cuando se recuperaba de alguna enfermedad, es lo mismo que le decía James cuando le rechazaron en el ejército y es lo mismo que le decía Marta cuando caía en su pozo depresivo. Steve tomó la mano, se levantó, pero para salir de ahí tuvo que aferrarse al brazo, Clint no emitió queja o palabra, puso más fuerza para sostenerlo e incluso lo doblo ofreciéndole un mejor soporte.

–Juntos.

Steve sonrió y asintió despacio.

No sería fácil continuar caminando sin apoyo, pues un corazón roto con demasiadas heridas era difícil sanarlo, incluso, restaurarlo.

VellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora