Parte 26

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Steve, nuevamente, está en un ataque de histeria. Se revuelve los cabellos, va de un lado al otro, grita, maldice, balbucea. Vella le ve, le ladra por momentos, mueve sus patas o brinca de sofá en sofá.

La razón de su histeria, Anthony.

El hombre apenas le ha dirigido la mirada, no hay mensajes, bromas, llamadas, sarcasmos o motes cariñosos, ni siquiera quejas. No hay nada. Ha pensado de todo para pedir su perdón, ganar unos minutos para explicarse, pero simplemente el hombre es terco, no da su brazo a torcer ni un poco. Steve está cansado, en las misiones es un asco.

-¿Qué se supone debo hacer Vella?

-Tómalo y oblígalo a que te escuche.

Vella ladra, Steve grita y la puerta es cerrada.

-¡Carajo! ¡Marta, toca o me vas a matar!

-No seas nena Steve. -La mujer acaricia a Vella.

-Tú. -Le apunta a su can. -Vaya guardián eres, que ni avisas.

-Déjala en paz, no es su culpa que su amo no sea capaz de amarrarse los pantalones para solucionar algo tan fácil.

-¡Oye!

Marta insta a Vella a seguirla a la cocina. Steve nota que lleva una bolsa, de ella saca varios trastes con comida, de los cuales tres van a su refrigerador y dos al microondas.

-Imagino no han comido. -El soldado niega. -No debes quitarte comidas sólo por una pelea de pareja.

-No es sólo una pelea.

-¿Vella? -Steve asiente. -Dile.

-No.

-Steve, Vella no te abandonara por conocerlo, eres su amo, la rescataste, ha crecido contigo, no con él.

-Ella es mía... no, sólo, yo...

-Realmente has perdido más de lo que puedes soportar, ¿eh?

No hay más charla.

Sólo chillidos y ladridos para obtener un poco de carne.

VellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora