Últimamente Steve comenzaba a tener ataques de pánico cada tanto, y no, no era por su relación con Anthony, la cual no sabe si aún continua o qué son en realidad. Su principal motivo de ellos era esa cosa que soltaba pelos cada seis meses, ladraba y babeaba sobre él. Que se metía a su cama cuando quería, le robaba cobijas o comida, le rompía los pantalones o le mordía de más. Era juguetona, inteligente, brusca y una completa e irreverente loca.
¿Quién jugaba con un pedazo de cartón?
Steve no sabía qué más hacer, debía ir a una misión con todo el equipo, búsqueda y rescate. El problema, Vella. En esta ocasión no pudo decir no, era un pueblo pequeño el que estaba en juego. Mínimo sería una semana, como máximo diez días. Marta y Joshua salieron de la ciudad por dos semanas, así que ellos quedaron descarados.
–¿Qué haré contigo bonita?
Iba en un auto rentado, con Vella de copiloto sentada en el asiento, no sacaba la cabeza porque el auto estaba parado. Steve no terminaba de balancear las posibilidades de dejarla en un hotel canino o con alguien en la base y lo segundo sería visto por los chicos. Entonces, un equipo pasó a su lado, su líder Brock Rumlow iba gritándoles. Sonrió.
Antes de que ellos entraran a la base Steve bajó junto con Vella.
–¡Rumlow!
El hombre se detuvo y con él el pelotón.
–Hola Brock.
–Cap.
–Yo...
Steve se detuvo, el pelotón seguía ahí, esperando y con el eco gracias por el espacio escucharían su charla. Rumlow se giró notando lo que le detenía.
–¡¿Se les perdió algo?! ¡No verdad, a correr veinte vueltas al edificio o me encargare que no vean la cama por las próximas 72 horas! –El pelotón acato la orden. –Ahora sí, ¿necesita algo Capitán Rogers?
–Deja de decirme así, con Rogers o Steve está bien. –El hombre asintió. –Si bien... yo...
Era más difícil de lo que creyó, su vena egoísta y temerosa no le dejaban actuar.
–Rogers, sólo dígalo.
–¿Te gustan los perros?
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Vella
Hayran KurguSteve es bueno con las máscaras. Se atrevería a decir, que es mejor que cualquier espía o persona. Una caja le ha brincado a los pies, se ha puesto en guardia. Busca al enemigo. Ríe, su atacante no pesa más de un kilo. -A ti también te han abandonad...