Parte 25

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-Vella, esto es una completa mierda.

Steve se encontraba tirado sobre el piso, recargado a medias entre almohadas y el sillón. Últimamente ese era su lugar favorito, Vella iba y venía por toda la casa trayéndole la pelota o el peluche para ser lanzados, los mordía un poco y después los soltaba babeados sobre Steve.

-A veces desearía ser un perro. -Vella le ve, espera ansiosa su juguete, da un par de vueltas sobre su eje para terminar inclinada con sus patas delanteras extendidas y la cola en constante movimiento. -Sí, un perro o un ave no estaría mal.

La pelota es lanzada, Vella va tras ella.

Steve suspira, lleva en casa tres días, sin salir o acudir al llamado de Natasha o Fury. Agradece haberle dado una copia de su llave a Marta quien sin preguntar se metía para dejarle un poco de comida a los dos. Bendita mujer.

Vella se sube a él, el juego es olvidado, quiere mimos e ir al ritmo del pecho de Steve al subir y bajar. Steve le sonríe, le acaricia. No puede enojarse con ella, es tan tierna, bonita y sumamente adorable.

Ríe ante el recuerdo de la cara de Rumlow al recoger a Vella de su casa, si los ojos mataran hubiera caído sin más en el pasillo. Al parecer Vella atacó los sofás del hombre.

-¿Salimos?

Vella levanta la cabeza, ladea y le ve. No hay ladridos. Se levanta para terminar echada sobre todo su tórax, ya se acostumbró a los aplastes de ella sobre su miembro. Vella le ve unos instantes, gira el rostro y ahí se queda.

-No salimos pues.

VellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora