Son dos personas que se conocen por chat pero una de ella guarda un secreto que esconde bajo su ropa.
Esta historia es una adaptación autorizada por la verdadera autora ;ReaperSutcliff.
Joel:pasiva
Chris: activo
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Christopher abrazó a Joel , levantándolo y girándolo por la habitación hasta que tropezó con la cama y ambos cayeron sobre ella.
El menor apretó el abrazo, besando los cabellos del rizado , cuyo cuerpo se sacudía con los sollozos.
-Sabes que te amo, ¿verdad, Joy?
El hombre gato asintió con la cabeza.
-Y-yo también te amo...- sollozó, escondiéndose en el pecho de su pareja—-. Pero...- hipó.
-Nada de peros, voy a acompañarte todo el tiempo durante este embarazo, y no me importa si tengo que dirigir una empresa desde mi computadora, trabajando como remoto, los nueve meses.
El ojimiel levantó su mirada, viendo a los ojos del castaño. Estaba tan feliz... parecía como si aquella noticia lo hubiera rejuvenecido diez años. Aquello le ayudó a relajarse. Lo que había sucedido con Daryl no iba a suceder con el nuevo bebé; aquello había sido planeado por el destino: Daryl Tyler Velez Pimentel no había estado destinado a vivir.
¿Verdad?
-Hey... ¿por qué lloras, bebé?
-¿Qué? N-no estoy llorando..
-Como digas, Joe—- el menor cepilló sus mejillas con los pulgares, limpiando las lágrimas furtivas. Se sentó en la cama y tomó al ojimiel en brazos, comenzando a mecerlo-—-. Amo acunarte, ¿sabes? Así pareces un niño pequeño.
Joel, con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa en sus labios, asintió.
Una pequeña chispa de esperanza creció dentro de sí; quizá Christopher y él sí podrían tener otro bebé después de todo.
🍁
Mes uno, semana tres.
Joel lloriqueó al ponerse la camiseta. Sus pezones dolían, y sabía por experiencia que iban a comenzar a crecerle unos pequeños senos poco a poco.
Suspiró, quitándose la camiseta. Prefería estar así a que le dolieran los pezones cada vez que se moviera.
Cuando bajó a desayunar, Kitty, Katy y Christopher estaban esperándolo en la cocina. Aún no le habían dicho a nadie sobre el embarazo, queriendo pasar al menos el primer trimestre para dar la noticia.
Katherine se tapó los ojos.
-Papá, tápate las bubis-— chilló.
Joel arqueó una ceja.
-No tengo bubis, Katy, soy un hombre—- explicó.
-No seas mentiroso, papá, tienes bubis-—dijo Kiara, con una seriedad casi graciosa.
El hibrido suspiró. Puso té en su taza especial (la que Christopher le había regalado trece años antes) y sentó en la única silla libre.
-Papá, papi prometió llevarnos a la escuela- sonrió Katy, feliz. Usualmente el mayor hacía aquello.
