Toqué su puerta repetidas veces hasta que salió.
-¿Por qué soy distintas a ustedes?- solté a penas lo vi. Su expresión era de sorpresa y a la vez seria.
-Espérame aquí.- entró y después de un rato salió de su casa con un saco en la mano.-vamos, aquí no podemos hablar.- nuevamente estaba afuera.
-No sé como te diste cuenta... pero tampoco quiero saberlo.- no entendí a qué se refería.
-¿Quiénes eran nuestros padres?- sonrió con melancolía, supongo que recordando a nuestros difuntos padres.
-Desde que llegaste fuiste diferente, no solo en apariencia, tu conducta también lo fue.- no entendí a qué quería llegar.-Solo quiero que sepas que te amo como una hermana de sangre.-
-¿Qué...?- salió una pregunta ahogada.
-En cuanto a tus padres reales... nunca supimos nada de ellos, tampoco si están vivos o no.- lo miré anonadada.
-Esto no...- traté de recomponerme.- Gracias, es todo lo que quería saber.- sonreí esperando que ninguna lágrima escape de mí.
Me fui dejando a mi hermano atrás, estaba cegada.
Caminaba desorientada por las calles, lagrimas salían de mí pero no hacía expresión alguna, solo lloraba con el corazón roto. De pronto no sabía donde estaba.
Me encontraba perdida en una ciudad que me había visto crecer.
Todo por el estúpido sentimiento que recorría mi cuerpo a causa de saber la verdad.
Luego de horas llegué a mi casa, cansada de caminar y sin ganas de nada, a punto de llorar.
Denis se levantó en un tiro del sillón en cuanto sintió la puerta abrirse, parecía preocupado.
-¿Dónde estabas?- preguntó casi en un grito.
Sin expresión respondí con otra pregunta.-¿Cómo entraste?-
-Soy un ángel, Megan, dime cosa que no pueda hacer.- lo miré perpleja.
-Decir verdades...- se acercó rápidamente a mí y yo retrocedí. Parecía perdida.
-¿Qué...?- se puso delante mío-¡Megan, mírame!- levantó mi mentón y al verlo no pude contener mis ganas de llorar.
-¿¡Lo sabias!? ¡Lo sabías y no quisiste decirme!- miró confundido.
-¿A qué te ref...- corté su pregunta.
-¡Diablos, Denis! ¡Sabías que soy adoptada y no quisiste decir nada!- su mirada se agachó.
-Yo no...- lo empujé y subí a mi habitación. No quería ver a nadie.
-¿Cómo mierda haces para entrar?- le grité cuando me di cuenta que estaba atrás mío. Quise golpearlo, pero agarró mi muñeca.
No sé de dónde salió lo que hice, pero logré apartarlo con alguna habilidad o poder que mis verdaderos padres me habían otorgado.
Se incorporó y dijo.- Meg... cálmate, estás enojada. No quiero dañarte.- un rayo salió de mi mano dirigido hacia él.-como quieras.-
Agarró mis dos muñecas y ya no podía hacer nada más ¿Quién dijo que necesitaba las manos? Pensé en que lo quería apartar y eso sucedió.
-No puede...- corté su frase.
-Ser. No, no debería ser. No debería tener esto...¿Qué mierda soy?-
-Una mestiza.- dijo desde el suelo.
-¿Qué?- trató de tranquilizarme.
-Mitad ángel, mitad brujo.- se acercó hacia mí y en un acto repentino me abrazó, inmovilizando cada extremidad que me impidiera golpearlo. Pero, para sorpresa de ambos, me calmé.
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Academia De Magia "La Profecía De Megan Adiuvat"
Ficção AdolescenteLos ángel son parte de historia de libros, son los enviados de Dios. Pero, los ángeles no se pueden ver, no son reales, son producto de lo Libros ¿No? Entonces, ¿Qué estoy viendo en éstos momento? ¿Qué tentación es la que lleva a estrecharme entre s...