Hijo de un demonio

Capitulo 13

Engañando al aliado

—Fiuuuu —silbo Choji, asombrado la increíble cantidad de humo en el cielo—. Ne, ne. Shikamaru, ¿Crees que por allá haya una buena barbacoa?

—Tienes que estar bromeando, con tanto humo estoy seguro que todo debió quedar hecho cenizas —volteo la cabeza y vio con una sonrisa el azulado cielo—. Si por mi fuera, preferiría 100 veces las parrillas de tu papa que esa que están haciendo por allá.

—Mhm... puede que tengas razón, pero sabes... —arqueando una ceja Shikamaru lo miro—... yo quisiera probar ambas, asi sabría cuál es la mejor —concluyo sonriendo.

El Nara lo imito, era de esperarse de Choji. Después de todo siempre había sido asi, tan glotón que nunca jamás menospreciaría una comida por más mala que fuera su reputación. Solo cuando él la probara es que podría aceptar o rechazar ese plato.

Cuando se levantó no le dirigió la palabra a Shikamaru, solo una breve mirada que fue captada en un momento. Desapareció entre la maleza dejando a Nara Shikamaru con su juego de mesa, más específicamente: un tablero de Shōgi.

Bostezando movió una ficha desde uno de los extremos hasta el flanco derecho en el que se encontraban reunidas otras seis fichas. Frunció el ceño y se rasco la barbilla viendo, irritado, lo que era una simulación del juego.

Chasqueo la lengua al sentirse, de cierta forma, en una situación completamente hipotética. No sabía si realmente Ino desplego a todos de esta forma, pero si su inferencia era correcta, habrá distribuido a su equipo de la misma forma que el distribuyo al suyo.

Sin embargo tenía dos problemas fundamentales: Primero. No cuenta con alguien que pueda transmitir información sobre la situación en cualquiera de los tres flancos de manera inmediata; Segundo. Desconoce como equilibro a cada equipo.

Por su parte Ino dispone de dos factores los cuales la ayudan en ese campo. Con el uso del Byakugan y su Shintenshin puede tanto ver el campo de batalla como conseguir información del terreno y de los distintos equipos.

—Mendokusē.

Le daba una gran pereza pensar en todos los casos hipotéticos, era tan aburrido, molesto, tedioso, odioso, complicado, difícil y molesto. En ese tiempo podría hacer mejores cosas como dormir. ¡Por favor dormir!

La idea era tentadora para él, pero si perdía tendría a un par de personas mirándolo por el resto del examen. Eso no era una opción, su plan de convertirse en una nube jamás se cumpliría si tenía a tanta gente encima.

Se acostó de lado y, nuevamente, suspiro. Una mirada aburrida se fijó en el tablero mientras, con un dedo meñique, se sacaba un moco de la nariz. Una posición que no le duro mucho porque después de un par de interminables segundos, se durmió.

—¡Oye! ¡Sasuke! ¡Espera! —grito uno de sus compañeros—. Mierda, ¿sabrá lo que es andar con calma?

Tanto él como su otro compañero se detuvieron lentamente hasta que lo perdieron de vista, necesitaban recuperar el aliento y también un poco de tiempo lejos del Uchiha.

—¿Siquiera sabe que es el compañerismo? —comento el otro chico.

—Lo dudo, siendo tan solitario no creo que conozca lo que es.

—Oh pero es el gran y magnifico ultimo Uchiha.

—Oh Sasuke-sama debemos seguirlo como perros, disculpe nuestro atrevimiento.

Los dos rieron al mismo tiempo al acompañar sus palabras de ridículos gestos que hicieron aún más graciosos los chistes.

—¡Mierda! ¡Malditos mosquitos! —grito y simultáneamente golpeo su brazo cuando sintió la picadura.