Sarutobi Hiruzen
—¡No quiero! ¡Estoy perfectamente bien en mi cuarto! ¡Viviré aquí a partir de ahora 'ttebayo!
—Menma por favor, tienes que ir a la academia —bostezando la peli roja hacia su mayor esfuerzo en sacar a su hijo de ahí, era muy temprano y ya tenía que lidiar con algo como esto.
—Saldrá tarde o temprano, quiera o no —Naruto salió de su habitación pegando una estirada mientras dejaba salir un profundo bostezo. Parecía haber dormido bien, tanto que quería volver a hacerlo—. Buenos días Kushina-okasan.
Sobándose los ojos el Ōtsutsuki vio somnoliento como Kushina estaba al borde de su paciencia, un poco más y explotaría, estaba seguro. Debía llevar ahí un buen rato, mínimo un par de minutos, porque su cara estaba que no contenía su frustración.
—¡No saldré si está afuera esperándome! ¡Puedo estudiar desde casa!
E inoportuno Menma interrumpió antes de que ella pudiera devolverle el saludo al peli naranja. Todo acto que le deseara un buen día ceso con ese grito, impaciente la Hokage tomo la manija e hizo fuerza. Naruto veía todo aguantándose cualquier risa con una máscara que intentaba ocultar cualquier muestra de satisfacción personal.
—Uzumaki Menma abre la puerta en este mismo instante. No tendrás clases en casa, no te quedaras dentro y no me harás quedarme aquí esperándote por siempre —la imponente y demandante voz que uso le causo un escalofrió hasta al niño detrás de ella y eso que él no era el regañado, al menos no lo sería esta vez.
—¡Entonces que se vaya! ¡Yo los alcanzo luego! ¡Asi todos ganamos! —insistente logro que su coraje dominara a su miedo, por muy poco, pero lo consiguió.
—Menma vas a salir de ese cuarto y te iras con Naruto y Sora a la academia, todos juntos —poniendo más fuerza en la manija alzo la voz, poderosa y exigente, un no por respuesta significaría... algo malo seguramente—. ¡A la cuenta de tres voy a entrar! ¡Por tu bien espero que la abras! —un escalofrió recorrió a Menma y la máscara de Naruto se rompía en un ligero arrepentimiento, tal vez era más compasión que nada—. ¡Uno! —Menma trago saliva—. ¡Dos! —Naruto veía con nervios como sucedería lo inevitable—. ¡Tre!
—¡Ya salí! ¡Estoy listo! ¡Vámonos ya! ¡Tenemos prisa! —sin detenerse Menma tomo de la muñeca a Naruto y lo jalo hacia las escaleras alejándose rápidamente de Kushina, no se había dignado a verle la cara.
Apretando la lengua, manteniendo un sudor frio que se resbalaba por toda la cara e intentando controlar un intenso miedo que explotaría con el más mínimo descuido. Salió Menma, arrastrando a Naruto y buscando a Sora para ir a la academia.
Y todo sin darse cuenta que aún les quedaba una hora para que iniciaran las clases... y que a diferencia de él ellos aún estaban en pijama.
La peli roja ni siquiera los siguió, se quedó parada apoyada en la pared con una sonrisa cansada en la cara, estaba agotada y apenas comenzaba el día. Paso una mano por su pelo apartándolo de la frente, estaba sudando un poco y sería molesto que se le pegara.
Pego un suspiro que se llevó una pequeña risa consigo. Camino un poco y llego hasta las escaleras viendo como en la puerta de la casa estaban Sora y Naruto jalando a Menma que intentaba arrastrarlos fuera de la casa una vez más. A los dos no parecía costarles mucho, pero les molestaba el arrastrarlo.
—¡Ya suéltanos Menma! ¡Al menos déjame desayunar! —exasperado miro con rabia al Uzumaki que los retenía en su berrinche.
—¡No morirás si no desayunas una vez! ¡Tenemos que irnos, ya! —apoyándose en el piso seguía intentando jalarlos, pero claramente no podía en un dos contra uno.
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Hijo de un demonio
Fiksi PenggemarEs increíble como el mundo puede ser tan... diverso. Cualquier acción puede desencadenar cosas que no imaginamos en su momento. Y, bueno, mi vida no es una excepción. Aunque aún no me cabe en la cabeza como es que, de un acto tan infantil e idiota...