Capitulo 10

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Pesadilla al rojo vivo

—¡Hinata! ¡¿Cuánto te falta?! —grito alterado Naruto mientras huían del gran animal.

—U-un poco más, y-ya casi lo logro —contesto entrecortadamente tanto por su timidez como por los jadeos que salían de su garganta.

Los ojos de Hinata, blancos como las nubes, se encontraban remarcados y de cierto modo podían ser aterradores si no estabas acostumbrado a verlos de ese modo. Tenía las venas alrededor de los ojos remarcadas y una gran intensidad en la mirada, una que ni siquiera en los sueños más locos se podrían imaginar que tuviera.

—¡Cuidado! —grito Sakura, lanzándose sobre el pelinaranja en cuanto vio como una garra de la bestia iba hacía él.

Tropezaron, pero esquivaron el golpe del animal, sin embargo quedaron expuestos al siguiente que fue por parte de la cola con cabeza de serpiente. Los dos vieron como venía a comérselos y sintieron como el tiempo se volvió lento, demasiado lento, tanto que podían ver con gran detalle como caía la saliva desde los colmillos apunto de engullirlos. Y tan rápido como tuvieron esa sensación se desvaneció.

Naruto empujo a Sakura lejos y ella al mismo tiempo lo había pateado alejándolo de la sombra que los envolvía. Se sorprendieron simultáneamente, abriendo muy grande los ojos, de no ser por la circunstancia habrían podido culpar al otro, pero no era el caso y tenían que moverse. Sobre todo la chica, ya que era la más cercana al peligro.

Fuuton: Reppūshō —protegiendo a los dos caídos apareció una corriente de viento que se interpuso en el camino de la serpiente.

Llamas de fuego azul rodearon rápidamente al otro chico, intensificadas por la extrema emoción, salieron disparadas hacia su gran objetivo. Una mirada rápida paso entre Naruto y Sakura, asintieron, y se echaron a correr.

Seguida de todos Hinata miraba a todas partes con sus ojos especiales, los demás se estaban centrando en esquivar los constantes ataques del gigante desde el principio de su huida mientras al mismo tiempo la protegían.

Algo los desconcertó un segundo, porque escucharon a la cabeza de la serpiente sisear en agonía. Detuvieron la marcha y, estáticos, admiraban como las llamas azul con núcleo blanco se extendían por el cuerpo de la serpiente hasta conectar con el león.

—¿Qué esta pasando? —sorprendido Sora hablo.

—¿Tu hiciste eso? —pregunto la pelirrosa dirigiéndose a Naruto. Él le negó con la cabeza—. ¿Entonces que sucede aquí?

Tomándose un poco de tiempo para pensar se quedo viendo las llamas, puede que fuera el mas sorprendido de todos, porque jamás había visto que causaran daño. Ni siquiera a una estructura o a algo tan débil como la hierba.

—Yo... no lo se —jadeo. No tenía palabras con las que podría describir lo que sentía al ver ese fuego arder o que fuera mas efectivo como ataque en sí.

—¡Apágalo! —angustiada la Hyuga interrumpió el estupor de todos—. ¡Esta alcanzando a Menma! ¡Apágalo!

El temor envolvió a cada uno de ellos, enseguida dirigieron sus miradas al pelinaranja que con el mismo temor trago saliva y miro a las llamas.

Alzo las manos dirigiéndolas hacia la bestia que ardía sin cesar y se retorcía ante el dolor, trago saliva, dejo el sudor caer, y movió las manos en varias direcciones. Cada segundo que pasaba lo hacía ir más rápido, más apresurado, más impreciso y más desesperado.

—¡Oye! ¿Qué estas esperando? ¡Apágalo! —reclamo la Haruno viendo como no servía de nada lo que estaba haciendo con sus manos.

—¡Lo estoy intentando! —moviendo las manos mas rápido y con pensamientos cada vez más temerosos siguió ejerciendo movimientos que no lograban acallar la furia del fuego.

Hijo de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora