Secrets of a Sin_

Truth Hurts

-¡Paige, Carmen a llegado!- Gritó su mama desde las escaleras, haciendo que esta se levantara de un salto.

-¡Ya voy!- Se talló los ojos y se quedó sentada en la orilla de su cama, pensando en todo lo que había pasado la noche anterior, en su hermano y... en qué fecha era.

Se levantó y se estiró, sintiendo el piso helado debajo de su piel. Bostezó y se puso una camisa negra de "Los Vengadores" con un shorts de Mezclilla, haciendo un pequeño berrinche por  no encontrar sus calcetines así que tomó uno de rayas moradas y azules y uno blanco, luego tomó su maleta, su celular, auriculares y lentes de aumento—Si, estaba mas ciega que la chingada— bajando finalmente las escaleras y rogando por que su madre no viera sus calcetas.

Se encontró con las oscuras cabelleras castañas de su madre y hermano, y junto a ellos, una cabellera rubia ceniza, con ojos azules y largas pestañas.

-Hola, Carmen.- La pelirosa se acerco y la saludo con dos dedos, como un gesto militar, mientras sonreía divertida.

-Hola, loca.- La rubia imitó su acción y luego rieron, para darse un abrazo y después separarse.- Subiré tus cosas al carro, tu despídete de ellos.- Le dedico una sonrisa sincera y después salió de la casa con la maleta de Paige en la mano.

Se acercó a su madre y ambas se vieron frente a frente con una sonrisa, mientras se tomaban las manos, transmitiendo todos los "te extrañare"  a través de una sola mirada. Se abrazaron fuerte, tanto que Paige por poco se queda sin aire.

-Tienes los ojos rojos.- Su madre le acomodó la blusa llena de arrugas a su hija, pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja y finalmente la miró a los ojos.- Lloraste.

-Es por la fecha.- Sonrió y volvió a abrazar a su madre por más tiempo.- ¿Segura que no quieres que me quede?

Su madre negó varias veces y luego la tomó por los hombros, los ojos se le cristalizaron y trató de seguir sonriendo, pasándose los dedos por el párpado inferior de ambos ojos, para después cruzarse de brazos.

-Mereces mas que estar encerrada.- Se sonrieron y Paige sintió como unos brazos rodeaban su cintura y ella volteo, encontrando a Nolan y sus hermosos ojos color miel a punto de derramar lágrimas.

-Hey.- La pelirosa se recargo a lado del sillón de su sala y lo tomó por un hombro una vez que la dejo de abrazar.- Eres fuerte... Solo será una semana, recuerda. Luego tendremos dos meses para ir a lanzar huevos a la casa del vecino ¿Bien?

El rió, apartando su mirada del rostro de su hermana y sorbiendo la nariz, no quería que su hermana mayor, la persona que admiraba, lo viera en tal posición.

-De acuerdo.- Chocaron puños y después se dieron otro abrazo, uno muy fuerte, luego oyeron el claxon del carro de su amiga y se despidió de ambos.

-Ya puedes dejar la actuación de niña buena, perra.- Dijo mientras se despedía con una mano de su familia, y con la otra se ponía unos lentes de sol que había tomado antes de salir de casa.

-Por fin.- Rodó los ojos y arrancó a toda velocidad. Ambas rieron.

Carmen era amiga de Paige desde hace años, solo que estaba ausente gracias a que se encontraba al otro lado del mundo, en Japón, gracias a un viaje de negocio de la empresa de su madre.

-¿Encontraste japoneses lindos o solo te la pasaste de bar en bar?- El tono divertido de Paige hizo reír a la chica, que sonó el claxon varias veces al ver como un auto se metía frente a ella, sin siquiera pedir permiso.

-Un poco de ambos.- Ambas siguieron hablando y poniéndose al día, mientras llegaban a la escuela y cada una bajaba su maleta y se adentraba en el edificio, saludando a sus amigos y esperando al camión que los llevara a aquel bosque, que no terminaba de convencer a Paige del todo, aún se le hacía escalofriante y un poco tétrico todas las muertes ocurridas en él, aunque tanto el director tanto como las maestras decían que solo eran historias inventadas por las personas que vivían alrededor, lo cual la tranquilizaba un poco, pero una tenía sus dudas.