Capítulo 4: Conociendo a los suegros

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POV MADDIE:

Mi día comenzó cuando Mackenzie me despertó para que me preparara. Hoy me iría a la casa de Cedric, y estaba nerviosa. Pero Cedric me transmitía paz y confianza cuando estaba con él, lo que me hacía sentir bien. Ya quería verlo y abrazarlo, y besarlo. Me puse un short de jean con una camisa de manga corta que me había regalado mi madre (no haré comentarios al respecto), y bajé las escaleras con entusiasmo.

Justo a tiempo. Sonó el timbre y los gemelos fueron los únicos con cara de confundidos. La señora Weasley me miró pícara mientras que Mackenzie le contaba a Hermione que estaba pasando. Molly abrió la puerta y pude ver a mi novio. Con esos ojos deslumbrantes y sonrisa perfecta que, al verme, me alzó por los aires abrazándome.

- ¡Como te he extrañado! - exclamó dándome un beso.

- ¡Yo también! - pude decir sin soltarlo.

Mackenzie lo saludó también y sonrío al verlo bien. Luego, saludó a Harry con una sonrisa y él le le sacudió la mano tímidamente. Los gemelos Weasley le dirigieron una mirada asesina. ¿Quién le cae mal Cedric?

- Fred, George - se acercó a ellos extendiendo su mano. - ¿cómo están?

George la tomó por dos segundos sin ninguna expresión, pero Fred la apretó con fuerza y noté que le regaló una sonrisa falsa.

- Wow, con razón eres golpeador - le dijo Cedric y Fred paró de sacudir la mano. - Bueno, señora Weasley, gracias por invitarme a pasar, pero me temo decirle que debemos ir rápido a mi casa ya que mis padres nos están esperando.

- Oh, querido, ¡un placer haberte conocido! - chilló la señora Weasley abriendo la puerta nuevamente. - Cuídate, Maddie, aunque sabemos que estarás en buenas manos...

Saludé a los chicos y, a Mack con un abrazo. Cedric agarró mi baul y yo tomé su mano mientras nos íbamos alejando de la Madriguera. Por suerte él vivía a cinco cuadras de aquí y no me molestaba ir caminando a su lado.

- Cada día más bella, Maddie - habló abrazándome por la cintura.

- Siempre sabes que decir - dije y noté cómo mis mejillas se tornaban rojas.

Y seguimos caminando hasta llegar a una casa de un piso muy humilde pero con su encanto. Es tan Cedric que me da ganas de vivir aquí. Una de las cosas que más deseo es seguir con él durante un largo tiempo. Hasta que haya un motivo para separarnos. O sino que sea para siempre. Sé que es mi primer novio pero no sé... Tiene algo que me encanta.

- ¡Hola, mamá! - exclamó Cédric al abrir la puerta y sentí como mis mejillas arden al fuego. Su madre era rubia, alta y tenía sus mismos ojos grises. - Ella es Maddie, mi novia.

- Hola, señora Diggory - la saludé con un beso en la mejilla y me abrazó con confianza. 

- Puedes llamarme Karen, cariño - me dijo mirándome a los ojos con ternura. - Eres muchísimo más linda de lo que Cedric ha contado, y mira que anda tan enamorado de ti...

- Ya lo sabe, mamá - se sonrrojó mi novio y me dieron ganas de besarlo, pero me contuve. - ¿Y papá?

- En la cocina, hijo, sacando el bife y la ensalada que vamos a comer - explicó Karen llevándonos al comedor y vi que cada vez la casa era más linda de lo que imaginé. Tenía el olor a Cedric impregnado en él. - ¡Amos, los chicos ya llegaron!

Se escuchan pasos viniendo hacia aquí y Cédric me sienta en una silla con su caballorosidad. El señor Diggory es castaño como él, con ojos marrones y usa gafas. Lo que no tenía tan parecido a Cédric ni a su esposa era su expresión al verme.

Mackenzie y el cáliz de fuego | [MEH #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora