🎢. [10]

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Tᥱrᥴᥱrᥲ ρᥱrsoᥒᥲ

"𝓘𝓷𝓬𝓸𝓷𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓭𝓮𝓼𝓽𝓻𝓾𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓽𝓸𝓭𝓸 𝓪𝓺𝓾𝓮𝓵𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓬𝓸𝓷𝓼𝓽𝓻𝓾𝓲𝓶𝓸𝓼."

"

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-¿Porqué me miras?.-Preguntó Alexander atrayendo con sus dos dedos el del medio y el índice un cigarrillo a sus labios, elevó su ceja derecha en interrogación y seducción luciendo su encantadora sonrisa de medio lado, haciendo que sus ojos esmeraldas desaparezcan por la intromisión de sus delgadas mejillas.

-Estaba pensando.-Contestó Soobin serio, restándole importancia y la verdad que cualquiera que lo viera desde afuera pensaría que tiene una admiración y dedicación por él pero sólo se había quedado colgado en el pasado, su cabeza no hacía más que recordarle las noches donde se amanecía jugando con Huening Kai.

-¿En Huening Kai?.-Preguntó Alexander distraído, desvió su mirada de Soobin al televisor, que en esas circunstancias estaba apagado.-Ni siquiera se para que preguntó.

Comentó amargó. No mentiría si le preguntará acerca de poseer envidia hacía aquella persona desconocida. Llevó el encendedor a la esquina del cigarrillo encendiéndolo, dándole una calada, dejó que sus ojos esmeraldas busquen los ojos oscuros de Soobin, quería que lo miré de vuelta aunque sea para centrarse en sus recuerdos pero éste no hacía más que mirarse las manos, jugaba con la hilacha de su pantalón.

-No, sólo pienso si sería buena idea ir a la fiesta de Yangmin.-Mintió, y Alexander sabía que así es pero siempre o casi siempre evitaba hablar acerca del tema.-Tengo que hablarlo con mi papá, no me gustaría que él llegué a casa y la cena no esté lista.

-¡el señor Choi te insistió a ir a la fiesta de Rebecca el viernes anterior!.-Exclamó Alexander divertido. Se acercó hasta la cama donde Soobin estaba sentado y al igual que él se acomodó a un costado, cerca de la esquina, y clavó sus ojos esmeraldas en las facciones de éste que a la luz de la luna se veían más masculinas y magníficas delatando cuando había cambiado desde la última vez que lo había mirado con detenimiento.

-Ya te dije que prefiero quedarme en casa.-Suspiró Soobin. Se volteó a mirarlo y le sonrió dejando que sus mejillas redondas, a causa de su sonrisa, lo conquisten y así no siguiera insistiendo.-¿No te gusta? Hasta te dejó fumar tus asquerosos cigarrillos.

Alexander no podía contener sus impulsos y rodeó a Soobin del hombro a trayendo su cuerpo a su pecho, cubierto por un suéter de color mostaza que él le había prestado ya que desde que salieron de la escuela no fue a su casa a cambiarse.

𝒥𝓊𝑒𝑔𝑜𝓈  𝚃𝚘𝚛𝚙𝚎𝚜 愛: ˢᵒᵒᵏᵃᶤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora