« ¿Has ido a la ciudad de Dragonscale? ¿Has volado por ahí? Donde la ciudad se encuentra sobre las montañas y sus playas doradas brillan en los días soleados... Donde se alza un castillo enorme al que la gente llama Krestum y Kargem reina sobre sus...
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Las playas doradas de Dragonscale tenían arena suave y caliente que ardía incluso bajo las suelas de los zapatos de cuero de Louis. El olor salado del mar y el aleteo de las gaviotas que graznaban cada dos por tres, le hizo sentir mágico. Luego estaban los caballeros de la ciudad, que llevaban pesadas armaduras doradas que parecían haber sido forjadas en oro, aunque probablemente no era así.
Los dos hombres jóvenes tenían el cabello oscuro y ojos verdosos, la misma forma de la nariz y la misma estatura y complexión. No tardó en entender que se trataba de gemelos. Ambos rectos y fuertes, se pusieron de pie frente a Louis y su hermana.
Mikhail no tardó en avanzar junto a los jóvenes omega.
—Guardias. —saludó y el par de gemelos pareció reconocerlo de inmediato.
—Mikhail, no sabíamos que ahora transportaba personas. –respondió el de la derecha.
—No son cualquier tipo de personas, esta es la realeza de Gélida. Príncipe Louis y la princesa Nadine de la casa Tomlinson. —señaló con sus manos. Los príncipes correspondieron a sus presentaciones inclinándose con gracia así como los guardias parecieron entender de forma rápida que estaban parados frente a próximos monarcas.
—Príncipe, princesa. —saludaron los gemelos guardias al mismo tiempo. Nadine los miró con estrellas en los ojos, pues nunca había visto una pareja de hermanos idénticos en el pasado. Y mucho menos a gente tan atractiva y tan distinta del estándar en Gélida.
Los guardias de Gélida, cubiertos en tonos plateados y azules como su gente, saludaron a Lord Payne y a los guardias del sur cubiertos en tonos dorados y amarillos. Les dieron la bienvenida al unísono solo que esta vez la forma en que lo pronunciaron no era la misma forma en la que ellos habían estado haciéndolo. Louis lo notó.
—Hemos venido respondiendo a la carta que mandó su gente hasta Gélida —, exclamó Louis. —Tengo entendido que el rey Daeron nos ha invitado a su Palacio.
Uno de los guardias asintió firmemente.
—Kargem estará encantado de verlos. —corroboró el de la derecha. —Acompáñenos por favor.
Los príncipes caminaron junto a Mikhail y los guardias por la playa hasta llegar a donde los suelos eran de arenisca dura y fresca. Los guardias ayudaron a Louis y a Nadine a subir un carruaje real tirado por caballos blancos. Liam se sentó a un lado de Louis mientras que Mikhail se sentó junto a la princesa. Los guardias iban en la parte de afuera, Ser Isaak sobre el asiento trasero.
Los caballos relincharon cuando se dio la señal para avanzar. Louis se les quedó mirando con cierto detenimiento.
— ¿Qué, creías que los carruajes iban a ser alados por dragones? — susurró Liam, codeándole juguetonamente el costado a Louis.