TRES MESES DESPUÉS
Enrique le sonrió a Laia, notablemente embobado por su particular belleza. Después de todo, aquellos meses no habían pasado en vano y ella había ocupado su tiempo libre realizando ejercicios en el parque, mimándose por las noches a falta de otra cosa que la distrajera. Su nuevo corte de cabello a la altura del cuello, recto, práctico y fresco, acentuaba sus ojos almendrados. La luz del farol de la terraza del restaurant arrojaba hacia ellos reflejos amarillentos, contribuyendo a la presunta atmósfera clásica que era la temática del lugar.
Faltaba poco para darle el adiós oficial al otoño y la bienvenida al frío invierno europeo, por lo cual disfrutaban del fresco aire que soplaba hojas muertas alrededor. Parecía probable la desaparición de las terrazas veraniegas en cuestión de días.
A lo largo de aquellos meses, cuyas longitudes habían parecido décadas para Laia, su vida había dado otro giro importante. La ausencia de Jason, y su distanciamiento con todos los asuntos que tuvieran algo que ver con el Tornasol, le habían hecho reflexionar respecto a sus decisiones; a su manera de ver las circunstancias...
Todo lo que ella deseaba, era una vida normal, tranquila y en paz.
Pero Jason continuaba metido en su cabeza.
Y aún no lograba deshacerse de su miedo irracional de ver a Jorge Lobo una vez más. Recordarlo era un extracto de sus lúcidas pesadillas.
Sin embargo; Laia estaba dispuesta a ver el asunto desde el lado positivo. Aquellas experiencias fuertes y el haber sido parte de El Juego, la habían hecho madurar a una velocidad impresionante, un equivalente de dos años por cada mes. Quería poner en orden su vida, necesitaba salir adelante por sí sola, sin la ayuda ni la intervención de nadie. No por orgullo, sino para probar si realmente estaba convirtiéndose en la mujer que ella creía estaba destinada a ser.
Tras noches enteras de llanto, depresión y miradas prolongadas a la pantalla de su celular, ella logró comprender que si continuaba por ese camino acabaría deshecha y tendría que retroceder. Él no iba a molestarla, porque ella se había encargado de romperle el corazón a propósito con sus palabras hirientes; Laia sentía que se merecía ese silencio. Por otro lado, sus ahorros no durarían para siempre, tarde o temprano debía conseguir otro empleo. A excepción de las constantes visitas y llamadas de Monique, Rudy y Pilar, Laia no tenía otros motivos de salir adelante, por ende, su única opción era recuperarse o morir. Su familia había dejado de fastidiarle y su hermano parecía haber desaparecido de la ciudad.
No había rastro de ellos, eso en parte la calmó. No quería tener que ver con los asuntos sucios de una familia pudiente de La Palma, quienes nunca supieron comprender que su hija no quería su dinero sucio. Lo único capaz de alivianar su carga y el flujo de sus pensamientos, fue el tiempo y la distancia. Sentada en una de las mesas de esa terraza, Laia se dio a sí misma la oportunidad de conocer gente nueva.
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El Juego
RomanceMafiosos, políticos corruptos, famosos que viven en el escándalo... En esta jungla encontrarás todo tipo de criaturas. Pero sobrevivirás, si aprendes cómo se juega.