029.

9.6K 690 102
                                    

Cinco.

Por fin había terminado mi primer caso en La Comisión, solo le faltaban algunos detalles, pero esta estúpida máquina de escribir tardaba una eternidad, ¿quién seguía utilizando esas máquinas hoy en día? Pudiendo tener computadoras con mayor velocidad y más tecnología, pero no.

---Hola Cinco.--- me hbaló Dot, quién estaba sentada en el escritorio atrás del mío.--- ¿Cómo va todo?

---Necesito completo silencio para terminar esta tarea.--- le comenté, tratando de ser lo más "amable" posible.

---Oh, sí, lo entiendo.--- me respondió la mujer.

Comencé a enrollar la hoja donde tenía escrito la solución al caso, pero nuevamente, Dot comenzó a hablarme.

---Al medio día saldremos a almorzar, y quería saber si tú.--- no le preste atención y abrí uno de los cajones de mi escritorio lo más ruidoso posible, esperaba que entendiera la indirecta.---...Tú estas ocupado, ya entiendo.

Guarde aquel papel ya enrollado en el tubo que le mandarían a algún agente para que llevara a cabo las instrucciones mencionadas en el papel, era todo tu un proceso. Antes de que Dot volviera a intentar hablarme, me levante de mi silla dispuesto a mandar por mi mismo el mensaje.

---Adiós.--- habló Dot.

No hice caso a su despedida, al parecer era la única que hablaba en aquella oficina, y si seguía así me vendría desesperando. La sala donde se mandaban las instrucciones de los casos quedaba justo a un lado de la oficina en la que me encontraba, por lo cual entré directo a ella, estaba a nada de mandar el mensaje hasta que una voz a mis espaldas me interrumpió.

---Ese no es el procedimiento.

Volteé a mis espaldas, para encontrarme a La Encargada detrás mío, ella había sido la que me interrumpió. Giré un poco para verla finalmente cara a cara, mientras ella extendía su mano en mi dirección, en señal de que le entregara el tubo que llevaba conmigo, cosa que hice. No podía hechar a perder mi plan tan rápido.

---Cinco, te presento a Gloria.--- comentó la mujer de cabello blanco, mientras que la tal Gloria se acercaba a nosotros.--- Gloria es quizá el engranaje más vital de nuestro mecanismo.

La mujer, que se veía algo mayor a decir verdad, se acerco sonrojaba por los "halagos" que La Encargada hacía para ella.

---Gloria.--- volvió a hablar la mujer vestida elegantemente a mi lado.--- Él en número Cinco.

---Tan chiquito.--- comentó la mujer con voz dulce.--- Chiquito y letal.

Ante sus comentarios lo único que pude hacer fue tratar de sonreír, pero conociéndome, lo más seguro es que resulto más como una mueca que una sonrisa. No era secreto para nadie la reputación que tenía en La Comisión. 

---Me alegra mucho que decidieran anular el contrato para matarte.--- me aseguró la mujer, mientras recibía el tubo que llevaba mi mensaje, sin el mensaje ya que este se lo quedo La Encargada.

---Me temo que tu reputación te precede.--- me informó la mujer de cabello blanco.--- Y al parecer la estás consolidando.

La Encargada desenrrollo el mensaje que había hecho, el cual tenía escrito con máquina "Eliminar a Karl Weber".

---Oh, Karl Weber. Dime Cinco, ¿por qué al pobre de Karl?--- preguntó la mujer mientras le entregaba el mensaje a Gloria, quien nuevamente lo dejaba en el tubo que llevaba en un inicio.

---Karl Weber es el carnicero de la tienda donde el capitán Lehmann compra semanalmente su carne.--- comencé a explicar.--- Así que, si Karl muere, su carnicería pasa a manos de su hijo Otto, que nunca se lava las manos. Lo que es asqueroso.

Ante mi comentario, Gloria solo hizo una mueca de asco al tan solo imaginarlo, al parecer también coincidía conmigo en ese punto.

---Así que es él quien le da al capitán su carne.--- comentó La Encargada.

---Y termina con una intoxicación.--- finalicé mi explicación.

---Por eso llega tarde al trabajo... y eso retrasa el despegue.--- al parecer la mujer de cabello blanco había entendido mi punto inicial.

---Y para compensar el retraso.--- continué hablando.--- Vuela en un frente de tormenta eléctrica y humedad.

---Y la electricidad estática dentro del dirigible lo convierte en un barril de pólvora.--- comentó La Encargada notablemente emocionada y sorprendida.--- Una sola chispa...

---Y como por arte de magie...---hice la simulación de algo explotando, dando por entendido mi punto.

Ambas mujeres comenzaron a reír levemente ante el descubrimiento de toda la solución de mi caso, mientras una sonrisa leve se dibujaba en mi rostro. Junto a La Encargada, volvimos a la oficina, que compartía con el resto de supervisores.

---Seguramente ya todos oyeron que el Sr. Cinco ha demostrado ser tan capaz con la pluma como lo fue con la espada.--- fue lo primero que comentó la mujer cuando entramos a la sala.

La mujer dio unas leves palmadas en mi espalda, como indicándome que había hecho un buen trabajo, por lo cual a paso lento pero seguro me dirigí nuevamente a mi escritorio, bajo la atenta mirada de mis compañeros.

---Quiero que su esfuerzo sirva de inspiración para todos ustedes.--- continuó hablando la mujer, mientras yo tomaba mi asiento.--- ¡Herb!, ¿cuánto llevaba con lo de Luisitiana?

---Bueno, déjeme ver...---comenzó a hablar el tal Herb, que resultaba ser el hombre a mi lado izquierdo.

---¿Qué? Perdón no te escucho.--- habló la mujer mientras interrumpía a aquel hombre.

Un tipo de alarma sonó, mientras todos se levantaban rápidamente de sus asientos, incluido Herb, quien parecía aliviado de salir de aquella situación, al parecer era la hora del almuerzo, pero como no me interesaba convivir con alguno de estos idiotas, prefería quedarme en mi lugar avanzando a más casos.

---Gene, antes de que te vayas a almorzar.--- escuché que hablo La Encargada.--- Gutenberg parece estar reconsiderándose sobre la imprenta.

Vi como todos finalmente salieron de la sala, para por fin proceder a lo que en verdad quería hacer; me levanté de mi asiento para voltear al de Dot, ya que al ser ella la encargada sobre el caso del apocalipsis, ella tendría los documentos, cosa de la que no me equivocaba, ya que era lo primero que encontraba de su papelera con diversos archivos. 

Guardé aquel documento entre mi ropa, para poder dirigirme a un lugar donde nadie pudiera interrumpirme o descubrir lo que hacía; el baño.

Solo espero que Amelia haya logrado convencer al resto de hacer algo contra el apocalipsis, de ahí en fuera del resto me encargaría yo.

[1] Amelia | Número 5; The umbrella academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora