030.

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Cinco.

Cerré la puerta rápidamente del cubículo del baño, para sentarme en el retrete y sacar los documentos que había tomado "prestados", estaba a punto de leer aquellos papeles cuando escuché como alguien más entraba a los baños.

---Demonios.--- murmuré por lo bajo. 

Se supone que todos deberían estar en su hora del almuerzo, pero lo que más me extrañaba es que se escuchaban como si fueran ¿tacones? Se supone que este era el baño de hombres.

---¿Cómo va tu primer día?--- escuché la voz de La Encargada, ¿qué diablos hacía aquí?

---Mejor imposible.--- simplemente le comenté.

Esto si que era incómodo, no es como que con cualquier persona te pusieras a platicar en un baño, y más siendo una mujer en un baño de hombres, pero me imagino que al tener un buen rango, ella podía hacer lo que quisiera.

---Me alegra escucharlo.--- me comentó la mujer.

Comencé a guardar nuevamente los documentos entre mi ropa, pensaba irme de ahí para que La Encargada no me llegara a descubrir, pero la mujer comenzó a hacer algunos ruidos raros con su voz mientras estaba en el baño, cosa por la cual no pude evitar hacer una cara extrañada ante eso.

---Me quemé la ruga.--- comentó la mujer de cabello blanco.--- ¿Nunca te quemaste la ruga?

¿Que diablos es una "ruga"?

---Son las líneas en el paladar que ayudan a pasar la comida al esófago.--- me informó la mayor.---En fin, estoy a dieta líquida por dos días, por eso esta maratón de orina.--- siguió hablando.--- Un engranaje dañado y nada funciona como debe.

¿A caso ella no se da cuenta que toda esta plática es demasiado incómoda?

---Sabes, aquí valoramos la integridad de los empleados por sobre todas las cosas.--- continuó hablando La Encargada.

¿A qué quería llegar con todo esto?...¿me habrán descubierto?

---La confianza es esencial, y esa confianza...se crea con el tiempo.--- me informó la mujer.--- Pero en el caso de una infracción...La Comisión actúa de manera rápida e implacable. Y seguro que tú, más que ningún otro, valoras esa eficiencia.

Escuché como la mujer jaló la palanca del baño, para finalmente salir de su cubículo, por lo cual yo seguía en el mío, y no pensaba salir en estos momentos.

---Me esta dando algo de hambre.--- comentó la mujer, mientras escuchaba el sonido de sus tacones chocar contra el suelo.--- ¿Ya almorzaste?

---Aún no.--- le respondí.

---Grandioso, ¿qué te parece si almorzamos juntos  en mi oficina?--- me propuso la mujer.---Puedes comer alimentos sólidos y yo puedo disfrutarlo viéndote.

Escuché como los pasos de la mujer se acercaban nuevamente al cubículo, hasta que antes de terminar su oración la vi asomándose por la parte de arriba de mi baño, viéndome fijamente.

---Excelente.--- simplemente le conteste.

Correcto, esto ponía las cosas mucho más incómodas.

---De acuerdo, te veo en mi oficina.

La Encargada sin decir más salió finalmente del baño, por lo cual pude soltar un suspiro ante aquello, ahora tenía que apurarme a ir con ella si no quería que sospechara nada. Ya podría leer estos documentos en otro momento.

Esto será más tardado de lo que pensé.

Amelia.

Solté un suspiro.---Aquí está, a pesar de los años.

Me encontraba en la azotea de la academia, exactamente al interior de un pequeño invernadero que tenía este lugar, donde hace muchos años Cinco y yo teníamos un pequeño escondite; bueno, era de Luther y Allison, pero al descubrirlo nosotros, nos lo llegábamos a "compartir", ellos guardaban nuestro secreto mientras nosotros guardábamos el suyo.

Aquel escondite eran simplemente unas sábanas y cobijas acomodadas en forma de casita, con unas leves luces navideñas para alumbrar y cojines en el suelo, sencillo pero para nosotros era lo mejor que pudiéramos tener. Me senté en el pequeño cojín, y los recuerdos en este lugar comenzaron a inundar mi mente.

Cinco y yo siempre nos poníamos de acuerdo por las noches para ir a nuestro escondite, aprovechábamos en la noche que padre dormía y no podría regañarnos. Ambos íbamos con nuestras pequeñas mochilas donde llevábamos algunos bocadillos para pasar el rato y lámparas de mano ya que la academia estaba completamente a oscuras.

Tomé asiento en uno de los cojines de ahí, y prendí las luces, para ver como Cinco aún estaba frente a mí a algunos pasos con una media sonrisa en su rostro, como era de costumbre.

---Y he preparado un...--- le hablé al chico mientras buscaba en mi mochila.--- Banquete.

---¿De dónde las sacaste?--- me preguntó Cinco mientras tomaba asiento a un lado mío finalmente.

---No puedo revelar mis métodos.--- le aseguré, tratando de hacerme la misteriosa.

---Bueno, no eres la única que tiene secretos.--- me aseguró el chico mientras ahora él buscaba en su mochila; saco un tipo de hacha.--- Por si acaso.--- se excusó Cinco, mientras seguía buscando y sacaba una cuerda.--- Ah y... también esto.

Vi como Cinco sacaba de un bolsillo de su chaleco de la academia un pequeño estuche cuadrado de terciopelo negro.

---Es...para ti.--- me aseguró el chico.

Cuando Cinco abrió aquella pequeña caja, pude notar como en el había un collar dorado con un pequeño dije de un corazón, que en el tenía grabado con letras muy poco perceptibles "A & C".

---¿Y...te gusta?---me preguntó nervioso Cinco.

Con ayuda del chico pude abrocharme el collar.---Creo que no me lo quitare...nunca.--- le confirmé al chico con una sonrisa amplia en mi rostro, cosa que al parecer le logró dar más calma al chico.--- Oh, casi lo olvido...traje una cosa más.

Me paré rápidamente de mi asiento bajo la atenta mirada de Cinco, que no entendía que era lo que iba a hacer, hasta que acerqué un poco más una caja de gran tamaño que estaba casi a nuestros pies, por lo que cuando lo abrí se pudo mostrar un tocadiscos que era perteneciente a padre, pero había decidido tomarlo prestado para la ocasión.

Coloqué el tocadiscos para que comenzara a reproducir la música, que lo primero que se escucho era una linda canción lenta, por lo cual me volví a parar completamente, donde minutos antes estaba Cinco.

---Cinco Hargreeves, ¿bailarías conmigo?--- le pedí mientras levantaba mi mano en su dirección.

---¿Estás segura?--- me preguntó Cinco con una leve sonrisa en tu rostro.

---Nunca estuve más segura.--- le respondí, confiada de que aceptaría.

Vi como Cinco soltó un suspiro, pero todo sin quitar su sonrisa de lado.--- De acuerdo, solo quiero que sepas.--- hablaba el chico mientras se levantaba de su lugar.--- No soy tan buen bailarín como pareciera.

---Correré el riesgo.

Cinco, con algo de timidez, se acercó a mi, mientras veía aún mi mano con algo de duda, como si no estuviera tan seguro de si bailar o no, hasta que finalmente acepto. Tomó una de mis manos mientras que la otra la pasaba por mi cintura y mi otra mano libre la pasaba por su cuello, ambos nos acercamos el uno al otro y recargue mi cabeza en su hombro.

Daría todo por más momentos así con él.

[1] Amelia | Número 5; The umbrella academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora