049.

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Cinco.

Había llegado al Hotel Codorniz, lugar donde La Encargada quería que nos encontráramos. Iba caminando por el pasillo, estaba a unos pasos de la puerta con el número 12 en ella, la cual pude notar estaba entre abierta, justo como el recado lo decía, hasta que escuche una voz hablarme.

---Cinco, te estaba esperando.--- distinguí la voz de La Encargada.

Me adentré a aquella habitación, cerrando la puerta detrás de mí, para encontrarme de inmediato con una imagen no muy agradable; estaba una mujer atada en una silla con cinta en su boca, podía reconocer a la mujer como aquella que vendía donas en un local cerca de la academia, aunque en este momento no podía recordar el nombre de la señora.

---Sí que te deben gustar las donas.--- comenté con ironía.

---Tanto tiempo.--- volvió a hablar La Encargada.

Ella se encontraba levemente sentada sobre una de las camas de la habitación, mientras los 2 escuchábamos los murmuros de la mujer pidiendo ayuda, pero en estos momentos no podía hacer nada para ayudarle.

---¿3 días?--- pregunté seriamente.

---Quizás para ti, para mí pasó mucho más desde la última vez que vi esos adorables shortsitos.--- comentó la mujer con una sonrisa en su rostro.

---Tuviste tiempo para curarte.--- comenté mientras la analizaba bien.

De hecho, había pensado que había logrado librarme de ella de una buena vez por todas después de lanzar una granada en la habitación que ella estaba, pero bueno, al parecer esta mujer no se rinde fácilmente.

---Por suerte para los dos.--- volvió a hablar la mayor mientras se levantaba de su lugar en la cama.--- El tiempo es lo único que mi organización tiene en abundancia. 

---He recibido tu mensaje, por cierto.--- comenté mientras veía como La Encargada se iba acercando a donde estaba.--- Buen envoltorio, pero al parecer te haz olvidado del protocolo de La Comisión.

---Hubo...unos cuantos cambios desde que dejaste La Comisión.--- me aseguró la mujer vestida elegantemente.--- Causaste un daño importante.

Ahora La Encargada estaba a tan solo unos cuantos centímetros de mí, mientras comía algo que no alcancé a distinguir lo que era. 

---Destruiste todos los maletines...---me recordó la mujer.--- Además de todo el personal altamente capacitado que mataste. Después de todo, ¿qué queda de una institución si no...

---¿Qué quieres?--- la interrumpí de una buena vez por toda.

Todo este discurso, que al parecer no nos iba a llevar a ningún lado, estaba comenzando a aburrirme. Y además, digamos que no tengo todo el tiempo del mundo en estos momentos.

---Ser feliz.--- respondió de inmediato La Encargada.--- Tener una simple... vida sin restricciones, hacer el trabajo que mis superiores requieran. Pero el que estés aquí, bueno, complica todo eso.--- finalizó la mujer mientras se sentaba en uno de los sillones.

---Millones de personas están a punto de morir esta noche.--- le recordé molesto a la mayor.--- Tú puedes cambiar eso.

---Esta noche, mañana, es muy poca la diferencia en el plano general.--- respondió la mujer sin darle importancia a lo que le había dicho.--- ¿A caso no recuerdas la razón de ser de La Comisión? Que sea lo que deba ser, o como me gusta decirlo: lo que será, será.

---Son mentiras en cualquier idioma que lo digas.--- le espeté.--- ¿Por qué me llamaste en verdad?

---Quiero darte una opción.--- sugirió la mayor.--- Todos morirán esta noche, pero...a diferencia del resto del mundo, tú te puedes salvar. Tú puedes abandonar a tu familia en el apocalipsis y saltar hacía adelante en el tiempo, y vagar durante un par de décadas, preguntándote si volveré a ofrecerte el mismo trabajo...o puedes quedarte aquí, con tu familia, con tu amada, y tener una muerte horrenda.--- termino de decir La Encargada mientras soltaba risas sarcásticas.

En lo que La Encargada reía, y la otra mujer sollozaba un poco ante todas las palabras de ella, la mujer de vestimenta elegante destapaba una botella de champagne.

---Mientras evalúas tus opciones, deberías saber que tus hermanos están peleando por sus vidas sin ti.--- me aseguró la mujer. 

---Me trajiste para alejarme de ellos.--- comenté molesto, mientras la veía servir la champagne en unos vasos.

---Fue lindo conocerte, Cinco.

No le di más oportunidad de hablar a La Encargada cuando decidí teletransportarme a donde estaban mis hermanos.

[...]

Amelia.

Habíamos llegado al teatro Icarus, lugar donde el concierto en el que Vanya participaría ya había empezado. Mis hermanos y yo nos adentramos al lugar, subiendo escaletas para llegar a la sala en la que Vanya tenía que estar tocando en estos momentos, estábamos a punto de llegar hasta que Allison se atravesó frente a todos, obstruyendo nuestro paso.

Necesito ir sola, eso decía en una de las hojas de su libreta, ya que nos lo había puesto casi en nuestras caras antes de que siguiéramos avanzando.

---Allison no puedo dejarte ir sola.--- le recordó Luther, haciéndola entrar en razón, de nuevo.--- Ella perdió la razón.

---¿Oyen la música?--- preguntó alterado Diego.--- Ya empezó.

---¿En serio crees que te escuchara?--- le pregunté a la morena con voz tranquila, a diferencia de mis hermanos yo trataba de mantener la calma.--- ¿Después de todo lo que paso?, ¿después de todo lo que hizo?

---No tenemos tiempo para esto.--- escuché que menciono Klaus.

---De acuerdo.--- volvió a hablar el grandulon.--- Ve.

Allison solo dio un asentimiento de cabeza en nuestra dirección, mientras comenzaba a correr en busca de alguna puerta que le permitiera entrar al concierto de nuestra hermana. Mientras que nosotros 4 la veíamos irse.

---La estás usando como distracción, ¿no?--- preguntó Diego mientras aún seguíamos viendo el camino por donde se fue nuestra hermana.

---Será nuestra mejor oportunidad para controlar a Vanya.--- respondió número 1 mientras soltaba un suspiro.--- Lo va a entender.

---Entonces, ¿cuál es el plan?--- preguntó Klaus mientras avanzábamos por donde se había ido Allison.

---Tú espera al frente.--- le pidió Luther a número 4.

---¿Qué?--- pregunto desilusionado nuestro hermano, mientras se quedaba al pie de la escalera.

---Sí, haz guardia.--- volvió a comentar Luther.

---¿Qué haga guardia?--- preguntó Klaus irónicamente.

No escuche más lo que decía ya que Diego, Luther y yo decidimos seguir caminando por el pasillo que Allison se había ido, claro con calma para que la morena no nos fuera a encontrar por ahí.

Hoy se decidiría si sobreviviríamos o no.




Estoy muy feliz de decir que por fin esta historia ha llegado a sus ¡+21 k de leídas! Estoy muy emocionada de ver como ha ido dándose a conocer esta novela más y más, a pesar de que aveces me tardo en actualizar:( 

Y también vengo para recordarles que el fin de la novela esta a punto de llegar T-T por lo tanto estén al pendiente ya que en cualquier momento les subo el capítulo final xd 

No olviden de dejar sus votos y comentarios sobre el capítulo, nos leemos pronto ;) 

[1] Amelia | Número 5; The umbrella academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora