4. Descubrimientos

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Después de lo sucedido en la recaudación, Emilia pasó la noche en su casa, en Queens. Pensó que necesitaba estar sola para conseguir algo de paz y la torre Vengadores, llena de problemas y personas pululando a su alrededor no sonaba como el lugar indicado para eso. Sin embargo, al encontrarse sola en la oscuridad su habitación, los recuerdos e imágenes dolorosas volvieron a acecharla, como si hubiesen esperado pacientes el momento exacto en el que nadie más estuviese presente para salvarla. 

Cuando estaba con Natasha eso no sucedía pero no quería aceptarlo, no quería admitir que su amiga y el caos heroico que la rodeaba, eclipsaban sus problemas y a las voces en su cabeza. No quería reconocer que tal vez había encontrado la fuente de una calma temporal. No podía, no cuando la probabilidad de que se volviese dependiente de aquel sentimiento fuese demasiado alta. 

Así que se resignó a que su pasajera aventura con los Vengadores ya había terminado, o al menos lo estaba intentando cuando comenzó a recibir cientos de llamadas y mensajes de parte de Natasha; otros incluso de parte de Clint Barton, quien le pedía amablemente que volviese a la Torre antes de que Romanoff los asesinara a todos con sus propias manos. 

»Dejar morir a los Vengadores no suena tan mal«, pensó ella. Pero sabía que después de haber ejecutado a todos sus amigos, Natasha iría a por su cabeza también. De modo que a regañadientes tuvo que tomar un taxi para volver a la Torre. 

3 días seguidos aquí, estás haciendo récord, Emilia. 

Subió por el ascensor después que le pidiesen en recepción que se identificara, al parecer Tony ya estaba al tanto de su visita y había dado ordenes expresas de que la dejaran pasar. 

Una vez que se abrieron las puertas de metal en uno de los últimos pisos del rascacielos, Emilia se dio cuenta que Clint no exageraba con sus mensajes. Los allí presentes tenían la misma cara que la noche en la que Ultrón los atacó, la diferencia es que ahora toda esa pesadumbre era provocada por un sermón -cortesía de Natasha- que al parecer había quedado a medias por su repentina aparición. 

Que deja vu.

-Tú - Natasha la señaló con el índice, al tiempo que le lanzaba una mirada envenenada. 

La hizo sentir por un momento que ella la causa de la peste y todas las tragedias que asediaban el mundo. 

-¿Qué estás haciendo, ridícula? - exclamó la de cabello castaño, su tono indignado dejó a más de uno con la mandíbula por el suelo. 

¿Ella acababa de llamar ridícula a la Viuda Negra? Sí lo había hecho porque era una exageración monumental todo el drama que estaba haciendo por ella. Como si fuese tan importante. 

Pero es que para Natasha lo era, aunque no quisiese verlo. Por eso la pelirroja no se molestó con su comentario, jamás lo haría. Ellas tenían la confianza de tratarse con esa familiaridad. Emilia podía llamarla ridícula y exagerada, tal vez lo era; así como ella podía llamarla egoísta y renegada por no pensar ni un poco en como sus acciones y su decisión de no volver afectarían a terceros, a ella principalmente. 

-Ven conmigo, Clarke antes de que te arranque las pestañas una por una - la ex espía pasó por su lado, golpeando el hombro con el suyo en tanto gruñía maldiciones entre dientes. 

Emilia puso los ojos en blanco y después de recibir un par de miradas cargadas de lástima por parte de Bruce y Clint, se dio media vuelta sobre sus talones para seguir a su amiga a una de las salas vacías.

No entendía por qué Natasha estaba tan enfadada hasta que comenzó a atacarla con preguntas respecto al episodio que sufrió en el evento del Hospital. Si mucho esfuerzo, Emilia comprendió que Steve le había ido con el chisme. Solo él sabía sido testigo de su deplorable estado. 

W A I T I N G  [Steve Rogers] ( I ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora