7. Dolor

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Es gracioso cómo estar cerca de personas que nos quieren y nos importan puede hacernos sentir poderosos, intocables

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Es gracioso cómo estar cerca de personas que nos quieren y nos importan puede hacernos sentir poderosos, intocables. Como la unidad y la amistad es igual o más poderosa que cualquier habilidad extraordinaria o poder formidable.

Es gracioso como cada miembro del grupo Vengadores olvidó por un momento que tenía debilidades, puntos ciegos que nadie conocía y que seguían doliendo, heridas que aún no cicatrizaban. Pero es aún más gracioso que la razón fuesen ellos mismos, que estar tanto tiempo el uno cerca del otro hubiese sido suficiente para crear una amalgama sobre sus pasados sin resolver. Ultrón lo notó, por eso decidió que el primer paso para quebrarlos sería obligarlos a lidiar con la única cosa en el mundo contra la que no podían luchar en equipo, ellos mismos. 

Thor se paseaba por todo el quinjet, tronándose los dedos nerviosamente mientras en su mente se repetían las imágenes vistas en aquella visión, una y otra vez. Tenía un presentimiento, sabía que aquello no había sido un engaño y tratar de hallarle algún sentido lo estaba volviendo loco porque no conseguía unir las piezas; no podía concentrarse en lo que se escondía debajo de la superficie cuando el recuerdo de Heimdall lo asediaba, cada vez con más ahínco. 

Steve, por otro lado, se sentía sobrecargado. En un corto lapso de tiempo había lidiado con sus temores y de un extraño modo también con los de Emilia. Y las marcas de su esfuerzo se veían reflejadas en sus fatigadas facciones. 

Estaba confundido porque aunque el efecto de los poderes de Maximoff había desaparecido, por momentos en su cabeza el recuerdo de él abrazando a Peggy se distorsionaba; cerraba los ojos con fuerza y cuando los abría no era la castaña de ojos marrones a la que miraba y sostenía con anhelo, sino a Emilia. Y tratar de hallarle algún sentido a aquello lo había drenado por completo de energía. Simplemente no tenía más ganas de lidiar consigo mismo, por lo que permitió que sus emociones y pensamientos fluyeran. Después de un rato solo una cosa tenía clara: dejar ir el pasado aún no formaba parte de su presente.

Natasha permanecía sentada cerca del rubio y de Bruce, pero no miraba a nadie más que a un punto muerto en una de las paredes de la nave. Su respiración se había normalizado pero su corazón seguía latiendo violentamente mientras su cabeza se llenaba de recuerdos que durante mucho tiempo intentó borrar. 

Esa parte oscura de su vida la arrastraba a un abismo sin fondo, haciéndola sentir insegura sobre todo. La obligaba a cuestionarse si realmente encajaba allí, en cualquier lugar en realidad. O si todo se reducía a ella, tratando de vivir en una mentira en la que ilusamente era una heroína en lugar de una asesina. 

Banner estaba sentado a los pies de una silla, envuelto por una delgada manta que se le pegaba a la piel sudorosa. Ligeros estremecimientos sacudían su cuerpo de vez en cuando, a lo que él solo reaccionaba para abrazarse a sí mismo, tratando de encontrar un poco de consuelo. El remordimiento no lo dejaba tranquilo; había peleado con uno de sus mejores amigos, había hecho destrozos inimaginables en una ciudad completamente poblada y había lastimado a muchísima gente... otra vez. 

W A I T I N G  [Steve Rogers] ( I ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora