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<< ¿Esto es destino? >

<< Una vida, Bang. Faltan tres >>

• ────── ✾ ────── •

La oficina de Yifan es grande y lujosa. Los muebles son de madera obscura, como si de alguna manera quisiera transmitir la imagen de su alma en una habitación. Una puerta color caoba, una mesilla con whisky y un par de vasos, un sofá de piel. Un gran escritorio y detrás un librero tapando por completo la pared, y claro, cientos de tomos, literatura de todo tipo llenan sus espacios.

El dueño del lugar se encuentra de espaldas a la puerta, las manos en los bolsillos y una sonrisa socarrona en su rostro.

La puerta se abre y Yifan voltea.

- No creí verte tan pronto, Yoongi.

El pálido cierra la puerta y camina soberbio hasta las sillas de piel frente al escritorio.

- Sabías que vendría.

- Tal vez, lo que me pregunto es si viniste para entrometerte en los asuntos de tu abuelo o para requerir algún servicio.

- ¿Qué tiene que ver mi abuelo contigo?

- Digamos que... a ambos nos apasionaba la lectura.

Y claro, a Yoongi no le había pasado desapercibido aquel librero repleto, pudo notar algunos tomos que ni siquiera le sonaban conocidos. Sus dedos cosquilleaban por pasar página por página, acomodarlos de acuerdo a su genero en el librero que colocó en la bodega de vinos.

Yifan aprovechándose del silencio de Min, caminó hasta la puerta caoba.

- Ven, vamos a dar una vuelta.

Yoongi lo siguió, detrás de la puerta se escondía un jardín, bastante hermoso, a decir verdad. No estaba seguro cuanto abarcaba el lugar, había pequeños caminos pavimentados para que el césped -perfectamente podado y de un color envidiable- no fuese pisado con regularidad, había una fuente no muy ostentosa, algunas mesas para jardín, que imaginó eran hechas por soldadores extranjeros, algunas bancas.

Parecía el lugar perfecto para dar una vuelta por las mañanas, o que las damas de casa invitasen a sus amigas para alardear y blasfemar un poco.

- No vine a dar un paseo, señor Wu.

- Por favor acompáñame, es casi hora del té.

Yoongi frunció el ceño, cauteloso a cualquier cosa. Pensó que estaban solos, hasta que vio a un chico, no pasaba de, quizá, veintitrés años.

- ¡Luhan! Querido ven - el chico se acercó sin chistar. El señor Wu nunca llevaba a clientes a esa parte de la casa, y al poder tratarse de alguien importante, no dudó en hacer una reverencia al acompañante.

- ¿En dónde están los otros?

Yoongi comenzaba a ponerse nervioso, su visita se debía a que quería saber qué tenía que ver su abuelo con el dueño de un prostíbulo. El chico, Luhan, que se acercó, lucía muy bien, demasiado bien. Dudaba poder contenerse si llegaban otros chicos, terminaría cayendo en el juego de Gray y Wu.

Aun así, siguió a Yifan por uno de los caminos, una mesa larga estaba puesta y enfundada en un pulcro mantel blanco, varios chicos, no menos hermosos que Luhan, estaban poniendo la mesa, tazas, bocadillos y té. Yifan le señaló el que sería su asiento.

Pusieron una taza más para Yoongi. Un chico, Hyunjin según Yifan, colocó una bandeja de galletas frente a él, alegando que las hizo esa misma mañana y que quería que el invitado de honor les diese el visto bueno.

Claro que para Yoongi no pasó desapercibido tan hermoso joven. Incluso pudo imaginarse entre sus piernas y empujando dentro de él.

Todos tomaron su respectivo lugar.

- Eres muy callado, Min. Completamente diferente a tu abuelo.

- Sé lo que estás haciendo. Me trajiste aquí para disfrutar de como exhibes a tus chicos. Realmente no sé en qué te beneficia que yo acepte los servicios que me ofreces en bandeja de plata.

- Tienes razón, no gano absolutamente nada, Yoongi - Yifan arrastró un poco su silla para atrás, enseguida uno de los chicos fue a sentarse en sus piernas - no hay algo que quiera de ti, ni tampoco deseo tu vida o algo de lo que posees. Ni siquiera tu destino.

• ────── ✾ ────── •

- Te traje un poco de té, Jimin - Taehyung deja la bandeja en el sillón de Jimin, este lo mira desde su cama. Las sabanas como siempre son de seda y la bata que usa Jimin combina a la perfección.

- Gracias, Kim Taehyung.

- Es una pena que Yifan no me deje estar tanto tiempo contigo...

- Oh no, querido. Yo fui quien se lo ordenó.

Taehyung se sintió mal. Pensó que Jimin era su amigo, pensó que podría brindarle un poco de compañía para que no se volviera loco en su encierro.

- No te aflijas, Kim Taehyung - Jimin se levantó de la cama y caminó hasta Taehyung. Tenía prohibido usar ropa interior, su perfecta anatomía resaltaba perfecto en aquella bata azul. Taehyung se encogió en su lugar, odiaba excitarse de esa manera - me agrada tu presencia, pero no me ayuda. El libro que trajiste tampoco me ayudó - acarició la fina piel de Kim, sus uñas haciendo un breve recorrido que provocó un erizamiento en todo el cuerpo del castaño - y sigo sin ver mi ventana - escupió molesto.

Se dio la vuelta, la bata se alzó un poco en el aire y se sentó en su cama nuevamente.

- ¡¿Cómo quieres que entienda tu libro si no conozco otra cosa que no sea este lugar, a Yifan y a ti?! Y-yo... yo no tiendo muchas palabras que decía esa gente. Amor, querer, felicidad, besos, compañero. Amistad.

- Yo soy tu amigo, Jimin...

- Te quedan tres minutos para que salgas, quiero que lo hagas ahora y le pidas a Yifan que añada esos tres minutos a tu próxima visita. Quiero que me expliques qué es amistad, si es que puedes. Que tú andes por la casa, no significa que no estés encerrado también.

Valley of the dolls // YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora