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Sostenía un dedo, un dedo humano. Podrido y la sangre seca. Lo tira lejos, busca la forma de entrar al baño, si Yifan entra... si Yifan entra y lo ve.

Yoongi.

Debía ser el dedo de Yoongi, ¡claro! Yoongi desobedeció.

Y si desobedeció...

Quizá Yoongi ya estaba muerto.

Con su pie mete el dedo bajo la cama.

Respira profundo, no era momento de perderse a sí mismo. Mucho menos de temer a Yifan.

Siempre se hizo lo que Jimin quería y así debía seguir.

Yoongi se quedaría como un recuerdo, una perdida de tiempo, un personaje de libro. Como el libro que Taehyung le había llevado una vez. Aquel hombre iba a salir de su cabeza.

Tenía que.

Si todo lo que podía tener era su dedo, que así sea.

Un mes ha pasado, Yoongi había estado todo un mes encerrado en su hogar, terminando cada botella de vino, curando por sí solo la herida de aquel día

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Un mes ha pasado, Yoongi había estado todo un mes encerrado en su hogar, terminando cada botella de vino, curando por sí solo la herida de aquel día.

Aún no sabía qué fue exactamente lo que pasó, lo único cierto es que faltaba uno de sus dedos. Había cubierto la penosa imagen bajo un guante de cuero negro, mas no se atrevía a salir de casa o si quiera dar señales de vida a todas las personas que fueron tocando su puerta.

Estaba en shock, estaba aterrado.

Pero necesitaba saber qué había pasado con Jimin.

Necesitaba salvarlo.

Entonces, en cuanto la zona amputada dejó de doler, corrió fuera de casa, llevando consigo los papeles de su auto y algunas joyas. Lo primero que hizo, fue pasar al banco y retirar todo el dinero posible, estuvo a punto de vender su auto, pero decidió que necesitaba algo con qué moverse a prisa, así que se deshizo de las joyas, de incluso un par de acciones de empresas.

Una semana de papeleos, cheques y desesperación.

Necesitaba sacar a Jimin, pero primero tendría que poder volver a ver a Jimin.

Y pagaría lo que fuese por ello.

Quinientos mil dólares.

Sus cuentas del banco vacías, acciones perdidas y varias joyas vendidas.

No necesitaba todo eso si salía con Jimin de ahí.

Manejó hasta el Valley, la ansiedad haciendo temblar su cuerpo cuando se estaciona frente al lugar.

Un hombre le guía hasta la oficina de Yifan, este alza una ceja al verlo. Yoongi camina hasta el escritorio, su rostro pálido, ojeroso, sin vida. Su cabello hecho un desastre y no sabe cuando fue la ultima vez que se cambió de ropa.

Abre su maletín y deja caer fajos de billetes sobre la madera, Yifan aprieta los puños y deja salir una sonrisa burlona.

— Esto no es nada. Tengo quinientos mil dólares.

Yifan toma uno de los fajos, hojea los billetes y ríe, aventando estos de nuevo al escritorio.

— Y... ¿Qué quieres?

— Jimin. 










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Valley of the dolls // YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora