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Los puños de Yifan se aprietan, al final corresponde a la risa burlona del destino, tenía cuatro oportunidades más para burlarse de vuelta.

Sus ojos están puestos en aquellas dos pobres almas, una dispuesta a morir y otra dispuesta a matar.

La habitación no tarda en tener un ambiente pesado, lujurioso, aplastante. 

Tiene que recargar la espalda en la pared para no ceder ante sus piernas, por aquellos dos que parecía no haberse visto en mucho tiempo, y ahora estaban como dos amantes que se extrañaron hasta morir.

Las manos de Yoongi viajan por el cuerpo de Jimin con delicadeza, como si con cualquier movimiento en falso la piel se fuese a romper como la porcelana o el cristal más fino. Jimin se deja hacer, no está esa usual personalidad arrogante, egocéntrica y egoísta que se caracteriza cuando otros hombres han venido a tomarlo.

Ambos corazones golpean contra el pecho al punto que pueden ser escuchados, Yoongi hace un amago de acercarse y besar los tentadores labios dignos de ser el papiro en el que se escribió el primer pecado cometido y devorarlos con pasión, pero una pequeña mano le detiene para que evite acercarse más. 

Hace caso sólo porque Jimin ha abierto sus piernas para él, y de pronto deja de ser pecado para convertirse en paraíso.

Jimin se encuentra confundido entre los toques ajenos, no sabe si es odio lo que siente, pero podría convertirse en eso, el hombre le provoca cosas extrañas, cosas que no entiende.

Suspira cuando la seda deja de vestir su cuerpo y, con besos, el hombre le viste de nuevo con suspiros contra su piel creando del deseo una prenda figurativa hermosa.

Aprieta los puños, pues sus manos pican por tocar el pasamontañas y tirarlo lejos para conocer de una maldita vez a su sastre. Se abstiene y, confundido, alza la cabeza de las almohadas cuando el hombre se pone de pie.

Ni por un segundo piensa que quizá hizo algo mal, porque, Jimin nunca hace nada mal.

Aun así siente alivio cuando las prendas del hombre pálido caen al suelo, entonces abre todo lo que puede sus piernas, sin dejar de mirarle.

La polla ajena es roja, la punta se vuelve ligeramente violeta por toda la excitación, y se ve tan dura que su ano se contrae pidiendo a gritos ser profanado sin preparación alguna.

Todo lo que quiere de este hombre es dolor.

Sentirse sin culpa.

<<¿Es hora de redimirse, Jimin?>>

La extraña voz en su cabeza hace que sus ojos se abran por el miedo, ¿se estaba volviendo loco?

Yoongi muere de deseo, su pene duele, su ojos se sienten calientes, pesados. Siente una corriente fría en el pecho, un golpe caliente en la boca del estómago y su abdomen sigue subiendo y bajando por la respiración rápida.

Admira el ano de Jimin frente a él, los testículos y el pene rojo intenso y con preseminal escurriendo a chorros, casi puede imaginar su propia semilla escurriendo de agujero de Jimin, escurriendo por sus muslos, por su espalda, en su pecho... siendo esparcido en la carne de las nalgas de aquel prostituto digno del cielo, o del infierno, o sólo de su cama.

Se posiciona entre las piernas, las toca y no sabe si es el momento o estas están ardiendo. Su pene roza la piel de las nalgas del chico bajo él y gime alto, al parecer esto llama la atención del, posible, menor.

Con su diestra guía su miembro al anillo de músculos contrayéndose por él, basta con que la punta del pene de Yoongi roce con este para que se corra a chorros, así que penetra con violencia para, al menos, marcar al chico desde adentro, Jimin está completamente sonrojado y gime tan alto que será imposible olvidarlo. Las pequeñas manos del mismo jalan a Yoongi de los hombros para atraerlo y besarlo con la mirada, ya que es los ojos lo único que puede ver de aquel pálido que sigue duro dentro de su cuerpo, sus piernas se cierran alrededor de las caderas ajenas y hace presión para ser penetrado.

Yoongi entiende la indirecta y haciendo uso de todo el razonamiento que le queda empieza con embestidas duras que hacen que el cuerpo de Jimin se mueva con brutalidad hacia atrás, la piel choca estrepitosamente y los gemidos y jadeos de ambos se vuelven una nueva oración para los amantes perdidos y en busca de su fuego.

Los talones de Jimin se entierran en la piel de Yoongi buscando más profundidad, entonces...

Jimin da un rápido vistazo hacia Yifan para asegurarse que la posición le ayuda para al menos conocer la cara de su perdición, gime y se mueve más rápido contra las embestidas y lleva su mano derecha al inicio del pasamontañas por el cuello del pálido y lo alza con suavidad, con la mirada le ruega a Yoongi que no se deje de mover, que trague su sorpresa para otro momento y no ser descubiertos, y alza la tela dejando a la vista medio rostro que hace que su cabeza explote en un pitido molesto y cierra los ojos moribundo por el dolor de la cabeza y la amenaza de vómito, su cabeza da vuelta, se siente mareado y se corre como nunca se había corrido al sentir los dedos de Yoongi tocar sus labios.

No vuelve a sí mismo lo suficientemente rápido para impedirlo, pero lo disfruta.

Y tiene miedo, y odia al hombre sobre su cuerpo, pero espera su nombre, entierra sus uñas en la espalda ajena y murmura su propio nombre, ya que no tiene otro nombre para gemir, al parecer el hombre lo entiende, se acerca a su oído y dice entre jadeos:

- Yoongi.

Yoongi se sentía como una ventana, es lo último que piensa antes de caer

inconsciente. 

Valley of the dolls // YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora