Valley of the dolls // YM

15

Por primera vez, Jimin no quería que Taehyung se fuera, sentía algo extraño. No le gustaba.

Y se sintió aún más extraño cuando Yifan abrió la puerta, como si algo le estuviera aplastando el pecho. Podía escuchar su propio respirar y su abdomen se contrae cuando aquel hombre con pasamontañas entró a la habitación.

Yifan se fue al usual rincón en la habitación y el hombre, a diferencia de otros, no corrió a subirse contra el cuerpo de Jimin y joderlo hasta que sangrara, o que su cabeza fuera agujereada de un tiro por romper las reglas. El tipo miró todo con cautela, Jimin ni siquiera podía moverse.

Sentía una necesidad extraña, algo que le hacía escapar y, por otra parte, algo que le jalaba hacia el hombre. Necesitaba que le conociera, que lo tocara, que lo jodiera.

Necesitaba.

Su cerebro es inepto para todo lo que está ocurriendo, necesita, no sabe qué necesita pero necesita.

Que sepa quien eres...

- Jimin...

Jimin no sabe por qué le dijo su nombre al desconocido, ni tampoco por qué sus manos tiemblan y siente un dolor atravesando a lo largo de su espalda, como si enterrasen un cuchillo y empujaran hacia abajo rasgando sin piedad dejando a la vista su espina dorsal.

Yoongi no sabe qué hacer cuando la melodiosa voz penetra su campo auditivo y su corazón se detiene por un momento. Da un paso al frente y se siente en llamas, la piel ajena es como un imán para sus manos, y por más que intenta no ceder, su rodilla izquierda se hunde contra el colchón y su cuerpo se inclina para alcanzar a oler la parte en la que, por la posición de "Jimin", su muslo se junta con la pantorrilla. Hunde su nariz en la piel, que de pronto le lleva a otro lugar desconocido y huele aquel aroma que hace que sus ojos se sientan como los de un depredador.

Jimin se aleja apenas un poco, lo suficiente para que un Yoongi desconcertado eleva la cabeza y ambas miradas se conectan.

Ambos sueltan aire, como si ambos recibieran al mismo tiempo un golpe en la boca del estomago.

Las manos de Jimin van hacia el cuello del ajeno y jala hasta que el hombre está sobre su cuerpo y en menos de un pestañeo ambos se están frotando entre sí.

Yifan está confundido y el destino se ríe en su cara.