Capítulo XXIV

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Ariana estaba obligada a aceptar una propuesta y tenía poco tiempo para hacerlo.

-¿Cómo decidiré tan pronto un pretendiente? (Se decía a si misma mientras daba vueltas en su recamara, por lo que prefirió escribirle a su mejor amiga una carta).

***
Querida  Naomi.

Te escribo para contarte que en estos últimos días eh tenido varias propuestas de matrimonio y debo aceptar una lo más pronto posible. ¿Podrías ayudarme a tomar una buena decisión?
Con cariño Ariana.

Ariana termino de escribir y se la entregó a una de las damas de compañía para que la entregara.

***

Ethan había decidido ir al siguiente día a la mansión donde vivían la familia Jones para poder pedir la mano de aquella joven tan hermosa de la que se había enamorado. Al llegar lo recibió una señora.

-Hola Señor, muy buenas tardes.
-Buenas tardes Señora Jones (dijo Ethan de manera cordial).
-Es un gusto tener a alguien de su prestigio por aquí, disculpe la pregunta, pero ¿A qué se debe su tan grata visita?
-He venido porque quiero platicar con una de sus hijas, si usted me lo permite.
-¿Con una de mis hijas?
-Sí, he conocido a una de ellas y se me hace una joven esplendida, de muy buena educación y quisiera conocerla más, pero por desgracia no me dijo su nombre.
-¡Oh! Espere un momento, iré por mis hijas para que las conozca.

-¡Marissa!, ¡Michaela!
-Mande madre (respondieron ambas jóvenes).
-Allá abajo esta un joven noble que las busca.
-¿Un noble?
-Así es niñas, necesito que se pongan presentables y bajen de inmediato, aquel joven podría ser él prometido de una de ustedes.
-De una de nosotras (dijeron con entusiasmo Marissa y Michaela).
-De seguro ha venido a verme a mi (dijo Marissa con entusiasmo).
-Te equivocas, a venido a verme a mi (respondió Michaela).
Estaban por empezar a pelear ambas jóvenes, cuando su madre las interrumpió.
-¡Niñas! Guarden la compostura (Marissa y Michaela obedecieron a su madre y se quedaron quietas). Bien, ahora necesito que se arreglen y bajen a la sala.
-Si madre (contestaron apenadas ambas jovencitas).

Pasados diez minutos Marissa y Michaela bajaron a la sala de estar y se encontraron a un joven muy encantador que platicaba con su padre.
Él Señor Jones al ver entrar a sus hijas decidió presentarlas con la visita.
-Lord Dumont, le presento a mis queridas hijas, Marissa y Michaela Jones.
-Es un gusto conocerlo Lord Dumont (dijeron las jóvenes haciendo una cordial reverencia).
-El gusto es mío señoritas. Disculpe Señor Jones pero estas jóvenes son sus únicas hijas.
-No, tengo dos hijas más pero ellas están felizmente casadas.
-¡Oh! Entiendo.

Una Dama Como CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora