Parte 17

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América: No vendrás conmigo a Inglaterra.
James: ¿Porqué? No creo que haya algún inconveniente.
América: Somos parecidos, eso puede causar alguna conjetura errada, además que prefiero que personal importante se abstenga de aparecer.
James: Como desees.
América: Conversare mañana con la asamblea para ver tu tema y dar fecha de aprobación.
James: Gracias, hoy me comunicare con mi contacto en Londres.
Ambos se despidieron.
El Martes, día de descanso de Alice, se quedaba en su casa, cociendo o viendo un programa en la televisión, ya que, los días de visita a su padre eran solo los sábados, acudía en sus horas de descanso de ese día.
Estando en el sofá, se percató que alguien tocaba la puerta, era James, se presentó ante la joven y le explicó que se enteró de su situación por medio de unas solicitudes que había hecho para afiliar a su padre al sistema de salud estatal, hace ya años atrás.
Alice: Esas solicitudes me fueron negadas por no ser ciudadana americana.
James: Lo sé, pero sabrá  usted que por el estado de salud de su padre, si se casa con un residente le pueden otorgar ese reconocimiento a su padre, es una cobertura a medias, pero más barata del lugar donde se encuentra.
Alice : ¿casarme? No, no podría hacer eso.
James: Escuchame Alice, acuerdate del estado de salud de tu padre, creó que eso es lo más importante.
Alice: Yo ya se eso, pero casarme por algo así, además, ¿quién aceptaría una farsa de matrimonio?
James: Yo podría ayudarte en eso.
Alice: Apenas lo conozco, porque haría algo así.
James: Veo que eres alguien dedicada a tu familia, deseo apoyarte y sería un matrimonio por benevolencia, se disolvería después, ¿qué opinas?
Alice: El matrimonio no es algo que tome a la ligera. Lo siento, pero no puedo aceptar eso.
James: Dime ¿cuánto amas a tu padre?
Alice: Esa pregunta no tiene nada que ver.
James: Si lo amas tanto, lo darías todo por él.
Alice: Lo hago, tú no me conoces.
James: Pues hay que conocernos, te invito a salir hoy.
Alice: Eres demasiado extraño, pero, está bien.
James: Muy bien, vamos a dar un paseo.
Así los días siguientes, Alice era visitada por James en su trabajo, la llevaba y recogía, además, algunos días era un cliente, ambos comenzaron a tener mayor confianza, cuándo luego de dos meses, su padre tuvo un ataque, Alice necesitaba dinero para los gastos médicos incurridos y acudió a James, él le pago los gastos.
Alice: Acepto
James: ¿A qué te refieres?
Alice: Tu propuesta de matrimonio.
James (sonrió): Yo también te quiero, mi pequeña Alice.
Alice comenzó a llorar, la salud de su padre era crítica y su meta era que viva lo poco que le quedaba de una manera digna, pero, se había dado cuenta que sola no podía.
James se encontraba feliz por la noticia, a la par que en Inglaterra se vivía la coronación de la nueva reina Isabel y la próxima junta económica.
América estaba anhelando que llegará el día que había planeado junto a James, era su más grande ilusión próxima.
James dejó encargada los trámites de la boda a un especialista, todo era muy elegante y de amplitud, Alice quiso algo sencillo, pero James no dejó que su opinión contará, la boda por la iglesia fue hermosa y con un vestido largo de encaje.
Todos los conocidos de James eran de un círculo político o pertenecientes a familias acaudaladas, que observaban a la novia como una hermosura de ojos verdes refinada, por sus gestos y manera de hablar.
Amigo: James, tu esposa es demasiado linda, maldito loco ¿ qué hiciste para tenerla?
James: Si, mi esposa es muy hermosa, no te le acerques con ese tipo de apreciaciones.
Amigo: Tranquilo, no haré nada, es tu esposa y tú eres mi amigo.
James: Bien, así llevamos la fiesta en paz.
Su amigo sólo atinó a sonreír.

La fórmula para que te quedes a mi ladoWhere stories live. Discover now