Sarek supo que a Karla le emocionaba hablar de esa época. Se le notaba en los
ojos por cómo le brillaban. Se empezó a relajar y a no mirar tanto el reloj. Pidió
otra copa de vino y le ofreció una a ella. Sarek ya se había dado cuenta de que
aquella mujer era amante del vino tinto; le gustaba con cuerpo, amaderado y de
color intenso. Se trataba de una mujer que no aparentaba los cuarenta y cinco años
que ya tenía, había perdido su acento colombiano —afloraba muy pocas veces—
y exhibía una mirada astuta. Era obvio que había jugado en otras ligas y que había
tratado con muchas mentes, porque mientras hablaban analizaba todo su alrededor
con atención, observando disimuladamente a quienes se encontraban cerca. Era
como si tuviera sus sentidos muy atentos y afilados. A ratos, entrecerraba los ojos
dibujando en ellos signos de interrogación; parecía que estuviera manteniendo
un constante diálogo consigo misma. Atraía miradas de todo tipo, como si de
un imán se tratara. Era una mujer atractiva: su cabello rizado y largo, sus curvas
latinas y su melodiosa voz, combinando español y caleño, era un cóctel perfecto
para atraer atenciones. Ella lo sabía, pero no le daba ninguna importancia.
Llevaba meses detrás de su pista. Todo empezó el día que Sarek hizo un
reportaje en la cárcel de hombres de Cali, también llamada Villahermosa. Estuvo
entrevistando a los internos que llevaban más tiempo. Pasaron uno a uno por su
escritorio respondiendo todas las preguntas que se le ocurrían, hasta que llegó el
turno de Ulises Andrade, un exmilitar del ejército. Era un hombre tranquilo, con
la piel tostada y que debía tener unos sesenta años de edad aproximadamente;
estaba muy relajado y pagaba cuarenta años de prisión por asesinar al vecino que
violó a su hija de catorce años y la arrastró de sus cabellos dos cuadras por la
tierra de la finca.
El caso de aquel interno interesó especialmente a Sarek, así que buscó información
sobre él. Andrade se encontraba en su casa y su hija había salido a pasear por el
campo. Su vecino la llamó y ella se acercó, confiada, ya que aquel hombre era
amigo de su padre. Cuando la niña llegó a la puerta, el sujeto la cogió de la mano
y la metió a la fuerza dentro de su casa; allí la violó y la golpeó por no dejarse
hacer todo lo que él tenía planeado. Después la sacó de la casa a rastras. La niña,
arañando el suelo y sujetándose a las puertas, se resistía como podía. Se golpeó
contra la tierra y empezó a sangrar por la cabeza, el rostro y el cuerpo.
Intentó con sus manitas quitarse la mano peluda que le tiraba del cabello. El vecino
iba con la camisa beige de manga corta desabrochada y unos jeans anchos, rotos
y envejecidos. Aquel individuo creía que la niña estaba sola y había urdido planes
para ella. Todo apuntaba a que la quería asesinar y después enterrarla en los campos.
Cuando Ulises se percató de los gritos de la pequeña, ya era demasiado tarde, el
mal estaba hecho, pero aun así se armó de un machete y salió, decidido a matarlo.
Cuando llegó hasta donde estaban ellos, se abalanzó contra el hombre; le hizo
soltar a su hija y después lo cortó en pedazos. Se cegó hasta un punto en que no
19
LA SANGRE QUE LE QUITÓ LA INOCENCIA
pensó que la niña estaba viendo cómo su padre asesinaba a un hombre. La sangre
salpicó su rostro y cubrió todo su cuerpo como si de una matanza de cerdo se
tratara; después de aquello, cogió a la niña en brazos y la llevó hasta su casa, la
bañó con cuidado y curó sus heridas con yodo. La pequeña estaba en estado de
shock; no se percató con detalle de lo que había hecho su padre, solo lloraba y
decía que quería dormir. Ulises la puso en la cama y la arropó; después entró en el
baño y se quitó la ropa ensangrentada, que luego introdujo en una bolsa. Abrió la
ducha fría y se puso debajo del agua. Su llanto era de dolor, y un profundo pesar
embargó su corazón. Puso las dos manos en la pared mientras el chorro de agua
le caía en el rostro. «¿Por qué, Diosito? —se preguntó—. ¿Por qué a mi niña?».
Se arrodilló y le pidió perdón a Dios por lo que acababa de hacer, mientras veía
cómo la sangre se iba yendo por el sifón; salió del baño y se puso ropa limpia;
después se dirigió a la habitación de la niña, la despertó, la vistió y volvió a
cargar con ella en brazos, besándola y mirándola, mientras le decía: «Aquí estoy
contigo, hijita, juntos superaremos esto, perdóname por lo que acabas de ver, pero
ese hombre se lo merecía, tú no».
Se la llevó al hospital más cercano y desde allí llamó a su esposa, que se encontraba
en el mercado, para contarle lo sucedido; dio también aviso a la policía para
entregarse.
Por eso estaba en paz. «Lo pago con gusto», les dijo en su momento tanto a
internos como a guardianes, incluida Karla. Fue durante esa conversación cuando
se conocieron, por lo que la joven funcionaria sintió dolor por ese buen hombre.
Le ofreció su apoyo en Villahermosa y él se convirtió en su protector.
Por eso, cuando Sarek le preguntó a Ulises a qué funcionaria o funcionario
recordaría siempre, ya fuera por malo o por bueno, él no dudó en responder:
—Karla Santodomingo —expresó de forma taxativa—. Ella hace mucho
tiempo que renunció. Se fue de aquí. Esa sí que era una mujer echada para
adelante y una persona buena, muy buena con nosotros.
—Hábleme de ella, Ulises —le pidió Sarek—. ¿Quién es? ¿Qué cargo tenía
aquí?
—Era mi amiga, la doctorcita Karla —respondió él—. Era una niña en
ese entonces, pero nos ayudó mucho. La trajo el mayor Arnaldo desde la
reclusión de mujeres. A él le habían hablado de ella e hizo todo lo que pudo
para traerla y que pusiera en funcionamiento la escuela de la prisión. Eran
cuatro paredes y ella les dio vida, nos clasificó por cualidades y sin importar
el delito que hubiéramos cometido. Era un remanso de paz, ese sitio, cada
día íbamos felices a estudiar —rememoró Ulises con una sonrisa en el
rostro—. Los internos se duchaban más que nunca, les pedían perfumes a sus familias.
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La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)
AksiyonEste libro es la sorprendente y vivida crónica tras de las rejas, después de la muerte de Pablo Escobar, del auge de los carteles de la droga en Cali y del norte del valle, que te trasladará a lo que realmente pasa en una prisión colombiana con todo...