LA CAPTURA DEL HOMBRE DE LAS MIL CARAS
¿Y qué ha pasado ahora con el computador en manos de las autoridades?
americanas, Karla? —Preguntó Sarek.
—Pues ese hecho fue su perdición —decretó Karla con total convicción—.
Sin el dinero que le incautaron en las caletas de Cali, más el computador
con todos los detalles acerca de su organización, Larson Aranda estaba
acorralado
»Ante su inminente captura, el capo dejó correr el rumor en varias ocasiones de que
había muerto —siguió contando Karla—. A todos los narcotraficantes y autoridades
les sorprendió esta noticia, porque no se había sabido nada de él incluso cuando
encontramos las caletas millonarias. ¿Cómo murió ?, se preguntaban muchos.
»Esa misma semana, después de la noticia de su muerte, uno de los oficiales del
ejército reclutado por el cártel entregó unas agendas con información acerca de
unas posibles coordenadas que revelaban el sitio donde estaba oculto su cadáver.
Esta noticia se regó como la pólvora. USA, la policía y sus enemigos creyeron
en los rumores y lamentaron no haberlo capturado para que les arrojara más
información que solo él poseía.
»La noticia fue confirmada por medios de comunicación muy importantes de
Colombia, pero aún quedaban algunos flecos sueltos, como el asunto de si ese
cadáver era realmente el de él, y cómo se había producido el fallecimiento. ¿Se
habría suicidado por sentirse acorralado y no querer pagar una cadena perpetua
en USA? —preguntó Karla de forma retórica.
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La joven funcionaria de prisiones.
»Las dudas asaltaban a algunos miembros de las autoridades competentes, que no
daban crédito a la noticia de su muerte o que no querían hallar su cadáver, sino
capturarle vivo.
»Pese a todo, hacía más de dos años que un comando especializado de la DEA,
ubicado en Brasil, lideraba una operación para golpear a una gran red internacional
de lavadores de dinero que venían investigando desde hacía tiempo las policías de
Estados Unidos, México, Argentina, Uruguay y España.
»Lo que no sabían los sabuesos investigadores era que el hombre que salía de
su casa todos los días con gorra y gafas hacia un local de venta de automóviles
y motos náuticas, y al que ellos consideraban el cerebro de la red de lavado, era
nada más y nada menos que Piruleta. Las autoridades filmaban en vídeo todos sus
pasos, quién entraba y quién salía de su establecimiento. Pero vivían sorprendidos
porque en su lujosa mansión solo entraban dos personas: él y su esposa.
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La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)
AksiyonEste libro es la sorprendente y vivida crónica tras de las rejas, después de la muerte de Pablo Escobar, del auge de los carteles de la droga en Cali y del norte del valle, que te trasladará a lo que realmente pasa en una prisión colombiana con todo...