CAPITULO 21

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                                               LA CAPTURA DEL HOMBRE DE LAS MIL CARAS

¿Y qué ha pasado ahora con el computador en manos de las autoridades?

americanas, Karla? —Preguntó Sarek.

—Pues ese hecho fue su perdición —decretó Karla con total convicción—.

Sin el dinero que le incautaron en las caletas de Cali, más el computador

con todos los detalles acerca de su organización, Larson Aranda estaba

acorralado

»Ante su inminente captura, el capo dejó correr el rumor en varias ocasiones de que

había muerto —siguió contando Karla—. A todos los narcotraficantes y autoridades

les sorprendió esta noticia, porque no se había sabido nada de él incluso cuando

encontramos las caletas millonarias. ¿Cómo murió ?, se preguntaban muchos.

»Esa misma semana, después de la noticia de su muerte, uno de los oficiales del

ejército reclutado por el cártel entregó unas agendas con información acerca de

unas posibles coordenadas que revelaban el sitio donde estaba oculto su cadáver.

Esta noticia se regó como la pólvora. USA, la policía y sus enemigos creyeron

en los rumores y lamentaron no haberlo capturado para que les arrojara más

información que solo él poseía.

»La noticia fue confirmada por medios de comunicación muy importantes de

Colombia, pero aún quedaban algunos flecos sueltos, como el asunto de si ese

cadáver era realmente el de él, y cómo se había producido el fallecimiento. ¿Se

habría suicidado por sentirse acorralado y no querer pagar una cadena perpetua

en USA? —preguntó Karla de forma retórica.

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La joven funcionaria de prisiones.

»Las dudas asaltaban a algunos miembros de las autoridades competentes, que no

daban crédito a la noticia de su muerte o que no querían hallar su cadáver, sino

capturarle vivo.

»Pese a todo, hacía más de dos años que un comando especializado de la DEA,

ubicado en Brasil, lideraba una operación para golpear a una gran red internacional

de lavadores de dinero que venían investigando desde hacía tiempo las policías de

Estados Unidos, México, Argentina, Uruguay y España.

»Lo que no sabían los sabuesos investigadores era que el hombre que salía de

su casa todos los días con gorra y gafas hacia un local de venta de automóviles

y motos náuticas, y al que ellos consideraban el cerebro de la red de lavado, era

nada más y nada menos que Piruleta. Las autoridades filmaban en vídeo todos sus

pasos, quién entraba y quién salía de su establecimiento. Pero vivían sorprendidos

porque en su lujosa mansión solo entraban dos personas: él y su esposa.

La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora