Capitulo 6.1. La cárcel de hombres.

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—¿Quién es Karla Santodomingo? —se limitó a preguntar.

—Yo, mayor —contesté, a la vez que me ponía en pie.

—Sígame, por favor, los demás espérenme un rato. Gracias.

Él era el director Arnaldo, un mayor retirado del ejército pero que vestía con

traje de civil.

—Entremos en el despacho —me pidió. Una vez allí, me invitó a sentarme

mientras me observaba fijamente, extrañado.

—¿Usted es la doctora Karla Santodomingo?

—Bueno, doctora no, pero sí, me llamo Karla.

—¿Sabe por qué está aquí?

—Ni idea, mayor —admití—. Solo me dijeron que usted quería verme.

—Ya, ya... es solo que no la esperaba así, tan joven, después de todo lo que

he escuchado acerca de usted.

—¿Cómo esperaba que fuera, mayor? —le pregunté con curiosidad.

—Es que es muy joven y está embarazada —explicó—, y ¡con tanto

recorrido en tan poco tiempo! He sabido mucho acerca del trabajo que

desarrolla con las internas en la reclusión de mujeres.

—Y eso... ¿es bueno o malo? —inquirí con un poco de descaro.

—Muy bueno —me dijo él—. ¿Qué edad tiene?

—Veintidós años.

—La he hecho venir porque necesito que me ayude.

En ese preciso momento sí empecé a temblar y a sudar frío.

—¿Yo, mayor? ¿Está seguro?

—Sí —insistió él—. Quiero que venga y me ayude a manejar a estos

hombres de aquí, a los reclusos de Villahermosa. Quiero pedir su traslado.

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LA CARCEL DE HOMBRES (VILLAHERMOSA)

Un escalofrío me recorrió la espalda.

—¿Cuántos internos hay?

—Tres mil, y por eso he pensado que es usted la persona idónea para que

monte la escuela y ponga a estudiar a estos vagos. ¿Le gustaría venir a

trabajar conmigo?

—Pues sí, mayor, me encantaría. Empecemos con el trámite porque mi

tiempo en la reclusión de mujeres ya se acabó.

—Perfecto, hable con su jefe, el mayor García.

—No, mayor, mejor llámelo usted y se lo comenta —le pedí—. Es que no

quiero quedar como si yo lo hubiera buscado.

—Ok, me parece perfecto.

Me levanté de la silla y le estreché la mano, sonriendo.

—Mayor Arnaldo, gracias por esta oportunidad, no se arrepentirá. Pronto

nos vemos de nuevo.

—Gracias a usted por aceptar, Karla.

Mientras recorría de nuevo el pasillo, mi mente empezó a imaginar mi traslado

inminente a la famosa cárcel de hombres llamada Villahermosa o Villa pum-pum,

como la denominaban los guardias e internos, porque lo cierto es que Villahermosa

no tenía nada de bonita; aparte, le habían otorgado aquel sobrenombre de Villa

pum-pum porque en ella siempre había disparos y muertos.

La verdad es que estaba asustada, al mismo tiempo que excitada por el

ofrecimiento del mayor Arnaldo; también ilusionada, porque por fin me iba de la

reclusión, pero con el pie derecho y no por la puerta de atrás, como mis enemigas

pretendían.

Llegué a la cárcel de mujeres con una sonrisa de satisfacción que no podía

disimular y la guardia externa me preguntó.

—Karla, ¿qué te pasa?

—Nada, nada, cosas buenas que vienen a mi vida y que ya era hora de que

ocurrieran.

La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora