E iban muy bien peinados, porque si no la doctora los regresaba. Éramos personas, no admitía a nadie en chanclas ni pantalones cortos, ni mucho menos camisetas esqueleto. Teníamos que ir afeitados, pero no nos importaba con tal de verla y dejarnos guiar por ella para ser mejores personas. Su sonrisa y su alma nos contagió a todos, soñamos y nos ayudó a cumplir nuestros sueños contra todo pronóstico: unos grabaron su primer CD, otros formaron un grupo de música andina, otros su taller de teatro, otros hicieron las pruebas de Estado, las de la universidad...; aparte, organizaba campeonatos de fútbol, conseguía uniformes, balones, instrumentos musicales y libros. Era una escuela de verdad como nunca más volvió a existir. Lo malo fue que el director la sacó de la zona de internos porque corría mucho peligro y porque ella quería trabajar también en otro sitio; desde ese momento, desde que ella se marchó, la escuela ya no fue lo mismo.
»Luego se encargó de las empresas, pero yo tenía una condena muy alta y no podía ir a la zona donde ella estaba; pero a muchos que sí pudieron les dio la gran oportunidad de trabajar en el parque industrial Villahermosa, que ella misma montó. Para eso la necesitaba el director.
»Le preocupaba mucho trabajar bien y apoyarnos en nuestra educación y trabajo
—continuó refiriendo Ulises Andrade—; también apuntaba nuestro tiempo de redención. Con ella sí se podía hablar, nos veía como personas. Se llama Karla Santodomingo, deseo que donde se encuentre le vaya muy bien a ella y a sus dos hijitos. Tanto es el cariño que le teníamos que, aunque no conocimos a los niños, sí que les hacíamos regalos —recordó Ulises—. Yo, personalmente, le hice un carro de Fórmula Uno para el niño. Tardé meses en su elaboración, ella me traía la madera y yo lo fabriqué y monté pieza por pieza. Fue mi entretenimiento durante mucho tiempo y nunca había hecho algo con tanto cariño. Me quedo tranquilo porque le salvé la vida, la cuidé y la apoyé. Es un gran ser humano, pero... ¡cuidado cuando se metan con ella!, es muy fuerte de carácter y si tiene que hablar golpeado lo hace; si tiene que decirte algo en la cara te lo dice sin miedo, aquí se enfrentó con más de uno, a ella le daba igual que fueras un asesino o el guardián más corrupto, te decía todo lo que pensaba sin titubear. Yo la he visto hacer retornar a sus patios a compañeros internos por venir sucios o por dárselas de machitos. Pero también se enfrentaba a la guardia si veía que llevaban a cabo algún atropello contra nosotros. Hasta tal punto actuaba así que la saboteaban, no dejándonos salir de los patios. Era una persecución hacia ella y hacia su trabajo, porque mientras ellos cerraban los candados a los internos, ella los abría y nos apoyaba. Era así, cada paso que daba llamaba la atención, como si fuera la reina de la cárcel. Además, era muy bonita, con un cuerpo escultural y su cara de niña..., pero sus pies eran de plomo. La verdad es que aquí hasta el más malo la respetaba. Ella logró entrar en nuestro corazón y nuestra mente. No sé cómo lo hacía, pero lo lograba, todos querían estar cerca de ella: unos
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LA SANGRE QUE LE QUITÓ LA INOCENCIA
por enamorados, otros por admiración y los demás para protegerla. La verdad, muchos la queríamos, y yo tuve la suerte de llegar a ser su protector».
Desde ese instante, Sarek preguntó a todos los internos que entrevistaba si la habían conocido. Todos los que habían estado allí presos desde 1995 la habían tratado en mayor o menor medida, la quisieron y la extrañaron. Eso le sorprendió mucho y originó en ella una gran curiosidad.
En una de las entrevistas, un interno mencionó que ella y Larson Aranda alias Piruleta habían sido amantes dentro del penal; también que Karla habría salvado la vida de Jorge Perea, gran compositor y director del grupo de salsa más famoso de la región, mientras estuvo pagando cárcel por unos cheques que le había dado uno de los hermanos González, jefe del cártel de Cali, por unas presentaciones privadas de su Orquesta Black.
Desde ese momento, Sarek se obsesionó con ella. Quería conocer la historia de Karla Santodomingo de primera mano, así que empezó a buscarla. Pero, para su sorpresa, resultó que ya no estaba en Colombia, y aunque alguna que otra vez viajaba a Cali no se quedaba mucho tiempo.
Fue por eso que se dio a la tarea de preguntar a algunas funcionarias por si alguna conservaba aún su amistad con ella; así fue como dio con Irene, una guardiana que se encargaba de tomar las huellas de las internas cuando llegaban por primera vez a la prisión. Excompañera y amiga de Karla, sabía que algún teléfono de contacto tendría; le informó que el año anterior la había visitado en su apartamento de Torres de Confandi, al norte de Cali y cerca de La 14 del Calima. Le refirió que había estado años sin verla, pero que ella, al igual que Julia (otra funcionaria), compraron vivienda en el mismo barrio gracias a que eran trabajadoras públicas. Según tenía entendido Irene, el hermano de Karla, llamado Juan David, seguía residiendo en la zona.
Todo aquello había ocurrido hacía ya tiempo. Y, de repente, ella estaba allí, con la gran Karla Santodomingo, cerca de la plaza de Cataluña de Barcelona, admirándola; sabía tanto de ella que solo le quedaba escuchar su voz y conocer sus sentimientos hacia la época de los cárteles del Valle, el grupo Black y todo lo que sucedió en esos años.
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La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)
ActionEste libro es la sorprendente y vivida crónica tras de las rejas, después de la muerte de Pablo Escobar, del auge de los carteles de la droga en Cali y del norte del valle, que te trasladará a lo que realmente pasa en una prisión colombiana con todo...