UNA VAGINA, UN GRAN ESCONDITE
Nunca pensé en el poder que tenía, ni mucho menos en la admiración que
muchos hombres sentían hacia mí. A los hombres poderosos les gustan
las mujeres poderosas, y yo no me daba cuenta de lo que despertaba dentro de la
población reclusa y entre los guardianes; tenía tanta responsabilidad con mis dos
hijos que el trabajo era un motor de vida para mí, hasta el punto que lo vivía de
lunes a domingo. En mis conversaciones con amigos y familia siempre salía el
tema carcelario; me ocurrían tantas cosas que tenía que contarlas. Me consideraba
a mí misma como una chica fuerte y muy tímida a la vez, sin maldad, con un
corazón tan grande que no me cabía en el pecho. Por eso no me resultaba nada
difícil atraer al público masculino. Sin darme cuenta, me había convertido en un
reto para muchos internos poderosos que me querían llevar a la cama, tan solo
para demostrar su poder delante de los otros competidores. Pero yo no lo sabía,
no me daba cuenta de mi éxito ni mucho menos de las intenciones de los machos
del penal.
Así que esta líder de masas nunca se había dado cuenta de su poder, hasta que
una mañana, saliendo de las oficinas de jurídica, me topé con un líder guerrillero
del que había escuchado mucho hablar, pero que no había tratado personalmente.
Se hacía llamar Gildardo Ospina, así que justo en la segunda planta, en la zona
de oficinas, me disponía a bajar las escaleras y alguien me agarró del brazo de
improviso. Aquello me cogió desprevenida y mi reacción fue tan brusca porque
sabía dónde estaba y no solía dejarme tocar por nadie. Giré mi cuerpo rápidamente
para descubrir quién me había cogido del brazo: se trataba del jefe guerrillero.
78
La joven funcionaria de prisiones.
—Perdón, doctora Karla, por el atrevimiento —me dijo—; pero como usted
camina tan rápido y nunca puedo conocerla, he visto por fin la oportunidad.
—Estiró su mano con rapidez y se presentó—: Soy Gildardo Ospina, del
Patio Uno.
—Encantada —respondí yo de forma cortés pero distante—. Dígame en
qué le puedo ayudar.
Él me respondió con una sonrisa.
—Por ahora en nada, solo que he escuchado tanto de usted que quería
conocerla personalmente.
—Ah, ¿sí? ¿Y qué ha escuchado de mí?
—Pues que es una líder de masas, doctora —declaró para mi sorpresa—.
Mis respetos y muchas gracias por todo lo que hace por los muchachos aquí
recluidos.
Yo, muy sorprendida, le respondí:
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La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)
ActionEste libro es la sorprendente y vivida crónica tras de las rejas, después de la muerte de Pablo Escobar, del auge de los carteles de la droga en Cali y del norte del valle, que te trasladará a lo que realmente pasa en una prisión colombiana con todo...