CON TAL DE VOLVER A VERLA
Aunque mi llegada a la escuela de la prisión había sido todo un éxito, el
director evaluar trasladarme al área industrial del penal para activarla
también. El motivo estaba claro: parecía que yo hacía las cosas bien a nivel
de organización, y existían espacios en los que previamente habían existido
fábricas y talleres y tocaba utilizarlos, para así verificar la formación de
muchos presos que podrían aprender un oficio y trabajar.
Esto alentó la esperanza de muchos poderosos de montar o llevar a cabo alguna empresa
legal al penal. Ya que ellos tenían que descontar su pena trabajando o estudiando,
¡Qué mejor que hacerlo en sus propios negocios!
Fue así como empezar a acercarse al proyecto varios internos señalados por
narcotráfico y enriquecimiento ilícito, tratando de vincularse con el programa
de resocialización, que consiste en dar la oportunidad a los internos para que
hicieran labores educativas o empresas dentro del penal. Por aquel entonces
Julio Murillo, señalado testaferro y relaciones públicas de los hermanos González
—Hasta ese momento los fundadores del cártel de Cali— ya se había adelantado
ofreciéndose a mí como apoyo en el proyecto.
Julio había sido propietario de una empresa de litografía que en el año 1994
funcionaba como fachada, apoyando con material publicitario la campaña
política de las elecciones de ese año. Pese a todo, la justicia había desmantelado
su negocio.
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La joven funcionaria de prisiones.
—Julio, entiendo que quiere revivir su empresa de imprenta y litografía
dentro de la prisión, pero ... ¿con qué fin? —Le pregunté un día que accedió
a charlar conmigo sobre el tema.
En realidad no me dio ninguna respuesta. No se sabía para qué quería reactivar
sus iniciativas empresariales. Solo la mente de Julio conocía la verdad del asunto,
pero decidieron darle la oportunidad. Y fue así como se convirtió en la primera
empresa en instalarse en el penal dentro del proyecto del parque industrial, bajo
la aprobación del director Arnaldo y la mía, pues fui nombrada nueva jefa del área
industrial, Julio era un perro viejo, estaba acostumbrado a relaciones públicas
muy importantes dentro del cártel de Cali; también estaba habituado a mandiobrar
con el dinero. Él actuó en mí una jovencita inexperta, una pobre funcionaria que
manejaría como a él le diera la gana. Su prepotencia se dejaba ver en su mirada y
en cómo caminaba por el penal, nunca se bajó de su pedestal. Pese a todo, pienso
que supe manejarlo gracias a mi tesón y voluntad de hacer bien las cosas, y él
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La Joven Funcionaria De Prisiones ( Completada)
ActionEste libro es la sorprendente y vivida crónica tras de las rejas, después de la muerte de Pablo Escobar, del auge de los carteles de la droga en Cali y del norte del valle, que te trasladará a lo que realmente pasa en una prisión colombiana con todo...